Vale la pena apreciar la precisión técnica de su realización, la inmensa poesía del planteo, los diálogos y actuaciones buenísimos y esa combinación tan particular de acumulación de sorpresas anecdóticas.
Es una mezcla de futurismo posapocalíptico con terror, rodada con un presupuesto muy modesto. A los que les atraen las bizarreadas, créanme, es una joya.
No hay propiamente anécdota: es un recorte de vida aun más opresivo por su lentitud y su ausencia de “exposición, desarrollo y conclusión”, pero también nos pone en la piel de esos personajes, sus alegrías, sus deseos, su desamparo, su fidelidad.
La película se compone de pequeñas escenas que, aunque son fragmentarias, logran ofrecer una visión fragmentada de la trama. Este enfoque es efectivo para mostrar el transcurso del tiempo y para contar de manera sencilla y emotiva una historia amplia y compleja.
La narrativa es bastante absurda, sin embargo, presenta ciertas características únicas que han ayudado a que se mantenga en la cultura como un verdadero objeto de culto.
En el último tercio, la película adquiere un tono más aventurero, presentando momentos poéticos y las visiones del protagonista que rompen con la narrativa estrictamente realista.
La historia resulta fascinante. Sin embargo, la dirección parece la de un estudiante talentoso después de su primer semestre en una escuela de cine, ansioso por demostrar lo que ha aprendido.
Puiu nos presenta su obra más desafiante y peculiar. La encontré realmente fascinante y me mantuvo cautivo. Participar en diálogos profundos y bien fundamentados es un verdadero deleite frente a la rutina de nuestra vida diaria.
Película hermosa y amena. Su único defecto proviene del libro original. La cinematografía es trabajo del talentoso Roger Deakins, reconocido como uno de los mejores en su campo, lo que convierte a la película en un verdadero deleite visual.
La estructura narrativa deja ciertos aspectos sin una explicación clara. La película se siente alargada, ya que los elementos cruciales del guion podrían compactarse en un cortometraje. Sin embargo, el enfoque que se presenta es, sin duda, particular y cautivador.
La complejidad de las imágenes y sonidos, junto con su montaje, transmite tanto la desoladora miseria de los personajes como su profundo amor por las tradiciones, sus raíces y su humanidad.
'El empleado y el patrón' es una obra tensa que expone dilemas y conflictos, reflejando cómo las luchas de clase pueden surgir sin relación a la voluntad o moralidad de las personas.
Aunque su enfoque es menos agresivo y su estilo es más clásico, esta película puede considerarse una heredera de la rica tradición del cine indigenista boliviano. Su narrativa está impregnada de una profunda poesía.
Es interesante cómo se aborda el tema del doble discurso. Mientras se promueve un culto a la contención emocional, los protagonistas actúan de forma opuesta y, sorprendentemente, obtienen grandes resultados.
Es una producción de bajo costo, sin embargo, cuenta con diálogos excelentemente desarrollados, presenta comentarios políticos para quienes saben interpretarlos y desarrolla una trama que resalta la importancia de la unión entre los pequeños rancheros.
La exploración de Reygadas en un cine más psicológico requería intérpretes más sólidos, ya que las exageradas manifestaciones de sufrimiento de los protagonistas generan un efecto casi de telenovela.