La creatividad, la originalidad, el amor, el talento exhibido y la intensa poesía de sus contradicciones pueden hacer que, con el tiempo, sea considerada un pequeño clásico de la segunda década del siglo XXI.
La trama resulta intrigante y muestra un gran potencial para el drama. Sin embargo, el desenlace no cumple del todo con lo esperado, lo que sugiere que quizás las expectativas sobre las revelaciones fueron demasiado elevadas.
'La flor' se presenta como una celebración del arte de narrar, donde la alegría de contar historias lleva a un entrelazamiento caótico de múltiples subtramas.
No queda duda de que la película es como una délicatesse amoral, pero quizá no haga daño entregarse al disfrute de sus múltiples goces durante un par de horitas.
La película se presenta como una disculpa, pero es una disculpa hipócrita, llena de gestos retóricos que no reflejan verdadero arrepentimiento, sino más bien una búsqueda de justificación personal.
La película logra mantener el interés, aunque no se adentra en un comentario incisivo acerca de los engaños de la iglesia católica o su relación con la política. Además, no se arriesga a convertirse en una obra profundamente religiosa.
Los escenarios deslucidos se presentan de manera antiestética y neoneorrealista, un estilo característico del director, quien logra construir una tensión meticulosa, llena de contradicciones barrocas.
La película logra condensar una historia compleja sin relegar a un resumen simplista. Además, permite que el espectador esté mentalmente involucrado al desentrañar la rica trama y las asociaciones presentes en su montaje visual y sonoro.
La película se presenta como si fuera un metraje encontrado, pero este enfoque se utiliza de manera inconsistente, convirtiéndose en un simple pretexto para un rodaje improvisado. Como resultado, varias situaciones y la trama quedan sin resolver.
Es sencillo criticar esta película. Las actuaciones y los diálogos, con un estilo anticuado, crean una barrera que impide cualquier conexión emocional.
La narrativa es coherente y ofrece un excelente respaldo para la extraordinaria habilidad dramática del increíble director Eastwood. Su estética resulta maravillosamente retro.