McLean ha elegido un momento oportuno para demostrar sus habilidades fuera del cine de terror sangriento. Y lo ha conseguido. Su dirección de una aventura más centrada en los personajes es pronunciadamente pulcra y lograda.
Los mayores placeres de 'El hombre de las mil caras' provienen de su cuidada producción comercial: incluso en las escenas narrativas más densas, la película se desarrolla y se dirige con la elegancia de un coche de lujo.
'Faith' es tan disciplinada, interesante y opaca como los sujetos que estudia. La serie intenta desentrañar la naturaleza del grupo a través de la cautivadora observación de sus rutinas y rituales.
Ni tan sorprendente ni tan fundamentalmente terrorífica como su predecesora, esta película hinchada y diseñada de forma robusta sigue siendo todo un viaje.
Cine bien elaborado, experimental e inmersivo. '7500' presenta elementos del periodo posterior al 11 de septiembre y recuerda a 'United 93', pero con la comprensión de que estamos ante una obra que no necesariamente busca ser placentera.
Una exploración fascinante de la caída en desgracia del príncipe Andrew. No es un gran insulto decir que no es más convincente que el reportaje sobre el que pivota porque, al fin y al cabo, este fue una pasada.
Mezcla sorpresas estructurales y estereotipos convencionales. Al menos es una tarjeta de presentación que despierta curiosidad sobre lo que Hurley hará en el futuro.