Fórmulas demasiado visibles para esta historia épica que apenas funciona por el cuento en el que se inspira, la acción y protagonistas que piden a gritos personalidad.
Una o varias fórmulas trilladas, repetidas hasta el hartazgo, logran, en la piel de dos personajes bien construidos, una historia llevadera, divertida y fresca.
La naturaleza, la orfandad, incluso la nostalgia de la infancia que provoca en los espectadores, son atractivos suficientes para ver 'Heidi'. Es una historia del siglo XIX, pero también es atemporal.
El tono paródico del argumento, la mirada cínica del director, un reparto con roles bien aceitados, más una serie de guiños ocurrentes y bien logrados la convierten en una pieza fresca, rara avis para la comedia actual.
Winograd se ha profesionalizado y sabe manejar la risa, así como la ternura y la nostalgia que recorren este filme sobre un hombre atrapado entre dos amores.
Una película discreta, elevada hasta donde ustedes quieran por la música, por la propia Meryl cantando canciones que unen. En esa atmósfera, la entrada vale su precio.
A pesar de su evidente sentimentalismo y costumbrismo, 'The Cobbler' consigue un equilibrio aceptable en su narrativa, en gran medida gracias a las actuaciones.
Guiones inconexos, escenas atadas con alambre y la ausencia de un hilo conductor son tan sólo algunos de los padeceres de este inverosímil entramado de autoflagelación.
La historia de amor está presente, aunque no va más allá. En este aspecto, la película es una comedia promedio, que cumple con su función y satisface la necesidad de humor tanto en España como en Euskadi.
Historia de amor superficial ambientada en una isla en busca de su independencia, donde las contrataciones militares son corruptas y las soluciones resultan excesivamente predecibles.
Un juego entre lo ridículo y lo real, espejo de un gran personaje que desde su candidez lúcida y decidida es capaz de transformar su historia en un reflejo humano y un hecho estético.