La propuesta inicial era interesante, pero se siente un exceso de clichés y los personajes carecen de profundidad, lo que afecta la exploración de sus emociones.
La apertura del relato, presentada en blanco y negro, irradia una magia única y una simplicidad cautivadora. Sin embargo, esta atmósfera se ve desplazada en la segunda parte, donde el uso excesivo de efectos especiales y personajes peculiares le resta su esencia.
Es una película de acción que resulta entretenida y cargada de violencia. Ofrece una notable reconstrucción de la época, y tanto su inicio como su desenlace son impactantes, destacando las emocionantes persecuciones que giran en torno a un tren.
Para reflexionar y también reír. Aunque algunos consideran que la película no hace justicia a la sorprendente y original primera entrega, Nani Moretti se las arregla para actualizar los elementos característicos de la tradicional comedia neorrealista italiana.
Este original testimonio muestra el contraste entre la popularidad de la televisión y la censura al mundo del arte y el espectáculo como representantes de un oficio sin utilidad y sentido.
Esta realizadora independiente se destaca en el nuevo cine estadounidense gracias a su fluida narrativa, un guión sólido y bien definido, además de su firme control sobre el desarrollo de personajes y la acción. Su aporte es indudablemente significativo.
Ariel Winograd presenta un guión sobresaliente que evoca a 'Marnie', la obra de Alfred Hitchcock, conocido por su maestría en el suspenso. Se perciben influencias del estilo de James Bond, acompañado de la elegancia y el encanto característicos de las comedias de William Wyler.
Vertiginosidad y excelente ritmo. Si la primera entrega te gustó, seguramente disfrutarás aún más de esta segunda parte. No ofrece mucho para reflexionar, se trata de pura emoción.
Es un buen momento para rememorar a íconos como Rambo y Terminator. Estos personajes, que con el tiempo se han vuelto más cálidos y sabios, muestran una autoconciencia que les permite reírse de sí mismos.
La película se caracteriza por su meticulosa atención al detalle, complementada con una poderosa banda sonora creada por la talentosa cellista islandesa Hildur Guonadottir.
El filme carece de innovación y se apega a una comedia básica que utiliza recursos simples, aunque cuenta con la efectiva simpatía de actores como Jason Bateman, Charlie Day y Jason Sudeikis.
Impecablemente narrada, no concreta sus iniciales promesas y ciertas incongruencias narrativas se disimulan con sus admirables desbordes kinéticos a lo James Bond.
La representación de un tema tan áspero como la trata requiere de personalidades fuertes que consigan el tono adecuado para crear una comparación efectiva, pero no todos consiguen lograrlo.