Vertiginosidad y excelente ritmo. Si la primera entrega te gustó, seguramente disfrutarás aún más de esta segunda parte. No ofrece mucho para reflexionar, se trata de pura emoción.
Es un buen momento para rememorar a íconos como Rambo y Terminator. Estos personajes, que con el tiempo se han vuelto más cálidos y sabios, muestran una autoconciencia que les permite reírse de sí mismos.
La película se caracteriza por su meticulosa atención al detalle, complementada con una poderosa banda sonora creada por la talentosa cellista islandesa Hildur Guonadottir.
El filme carece de innovación y se apega a una comedia básica que utiliza recursos simples, aunque cuenta con la efectiva simpatía de actores como Jason Bateman, Charlie Day y Jason Sudeikis.
Impecablemente narrada, no concreta sus iniciales promesas y ciertas incongruencias narrativas se disimulan con sus admirables desbordes kinéticos a lo James Bond.
La representación de un tema tan áspero como la trata requiere de personalidades fuertes que consigan el tono adecuado para crear una comparación efectiva, pero no todos consiguen lograrlo.
Una dosis sutil de suspenso, ya que los giros son predecibles, pero las escenas mantienen su credibilidad. En resumen, es una película perfecta para aquellos que disfrutan del terror sin ser demasiado exigentes.
Una directora fascinante que tiene la habilidad de construir atmósferas y situar momentos sin necesidad de explicaciones. Su capacidad de síntesis y los finales impactantes que presenta la destacan. Lucía Garibaldi es, sin duda, una cineasta contundente y sólida.
La película "Mía" arranca de manera algo confusa, pero logra mantener un buen ritmo, aunque su desenlace puede resultar predecible. Sin embargo, lo que realmente atrapa al espectador son la exploración de los sentimientos y la profundidad emocional que transmite, en lugar de centrarse únicamente en la marginalidad y la discriminación.
Con un ritmo constante y una gran cantidad de escenas sangrientas, esta obra destaca por su manejo excepcional del sonido, su fotografía cautivadora y una hermosa canción que cierra la experiencia.
Algunos pasajes de más, atribuibles a problemas propios de realizadores debutantes y ciertas sobreactuaciones, no impiden que este "melodrama fantástico" alcance cierto atractivo.
La obra de Joseph Kosinski resalta principalmente por su impactante diseño visual, efectos especiales espectaculares y escenas casi oníricas, donde predominan tonalidades blancas en paisajes helados.