Con algunos números musicales estupendos, un villano original, un guion inteligente e ingenioso y un romance adorable ofrece innumerables delicias durante sus 94 minutos de metraje.
Aunque se puede argumentar que el talento de Neeson, que alguna vez fue digno de admiración, se pierde en este tipo de proyectos, la película al menos brinda 90 minutos de entretenimiento en lugar de caer en el aburrimiento.
Efectiva en su puesta en escena, al introducir algunos de sus personajes y captando la atención de aquellos que adoren los dramas ásperos e inflexibles sobre corrupción policial y el lado oscuro de la naturaleza humana.
Cuando 'È stata la mano di Dio' llega a su fin, deja una sensación de fragilidad. No obstante, es un hermoso y, en ocasiones, emotivo reflejo de lo que significaba ser joven en los años 80.
Bronson nunca se desarrolla como algo más que una caricatura unidimensional. Ese es el problema: aunque es vibrante y enérgico, termina llevando al espectador a una desconexión con su personaje principal.
Ofrece los mensajes que se espera de ella sobre esperanza y la posibilidad de cambiar el destino, pero lo hace de manera emocional e intelectualmente satisfactoria.
Cuenta con suficientes elementos entretenidos, situaciones estimulantes y momentos de emotividad genuina para no convertirse en una mera versión de algo.