Al dirigir, LaGravenese mantiene su esencia como guionista. Crea secuencias extensas donde los personajes conversan mientras disfrutan de algo, y la cámara se mueve dinámicamente entre ellos.
Nunca logra captar el ambiente apasionadamente romántico de Nueva York que pretende reflejar. Aunque los actores ponen su mejor esfuerzo, se ven limitados por una trama simplona y algunas incoherencias poco creíbles.
La película destaca por su enfoque desenfadado y alegre. A pesar de centrarse en sus jóvenes protagonistas, logra también resaltar actuaciones sólidas por parte de los actores adultos.
La historia da la impresión de ser la de una película para adultos heterosexual, similar a lo que habría sido 'Bolero' si no hubiera estado bajo la dirección de John Derek.