Anna Faris es una gran comediante, capaz de elevar incluso las peores películas con su carisma. En esta comedia ligera, su estilo único brilla, aunque es evidente cómo se desarrolla la trama desde el principio.
Sasson Gabai lleva el peso de una película que comienza de forma hilarante, toma un giro (auto)paródico y no puede evitar un final que plantea una crítica social. Aunque no es una obra maestra, sí ofrece un entretenimiento válido.
Pedrada envuelta en celuloide urgente. Lástima que el desenlace sí palpe el baldosín falso de la ambigüedad dentro de un conjunto de alta precisión y presión.
Este thriller mezcla adecuadamente elementos clásicos del género, aunque su desarrollo se ve afectado por una narrativa excesiva, parecida a una serie de larga duración. Además, su desenlace resulta bastante poco convincente.
Algunas entrevistas con sus exnovias son bastante impactantes, mientras que otras escenas resultan perturbadoras y rompen el ambiente. Lo más decepcionante es cómo se derrumba el concepto de transgresión en un final empalagoso.
El filme se enfoca en un inquietante entorno de reuniones, combinando elementos costumbristas con momentos traumáticos. Ofrece un entretenimiento directo y cercano al espectador.
Bella y sencilla obra con tintes teatrales, es una joya más dulce que el Día de la Madre. Perfectamente equilibrada, sirve como denuncia y terapia del cine argentino contemporáneo.
Además de la habilidad narrativa excepcional de Salvatores, destacando especialmente el final 'banda aparte', la atención del público se centra en Ángela Baraldi, quien ofrece una interpretación magistral.
Los personajes principales no logran generar empatía o simpatía con el público. Este es un grave obstáculo para cualquier película, incluso para una que tiene un trasfondo emocional como esta.