Un catálogo de miserias humanas que carece de matices y no logra alcanzar el esperpento cruel y ácido que se podría esperar. En definitiva, un filme olvidable y poco envidiable.
Un filme con un argumento que, de puro tontaina y absurdo, acaba por hacer gracia. A pesar de todo, su rudimentaria apología de la amistad y bonhomía termina resultando mona y entrañable.
Lamentablemente, un guión poco desarrollado, una falta de contexto histórico significativo y números musicales que ya se sienten anticuados, empañan una producción que, a pesar de todo, presenta momentos de calidad.
Con un arranque trepidante y desbordante, se presenta un entretenimiento de calidad repleto de guiños a los seriales clásicos y a los estándares aventureros que perduran en el tiempo.
Su directora podría haber tomado algunas lecciones adicionales sobre el género, tanto femenino como masculino, de referentes como Almodóvar, Cukor o Newman. Esto le habría permitido abrir las ventanas y refrescar su amplia y un poco anticuada habitación.
Narrada con sobriedad y exquisito gusto. Sin embargo, optar por observar los toros desde la barrera, evitando mancharse los zapatos de sangre o barro, resulta ser un lastre significativo. La narrativa se siente descafeinada.
La dirección es efectiva, pero carece de chispa. El guión es poco sólido y afecta considerablemente el interés por la historia. Rhys Meyers destaca más en la promoción de colonias que en dramas coloniales.
Mejor de lo que parecía. El enfoque conciliador y realista es lo más notable de la película. Un filme que resonará con muchos, especialmente por su emotivo final.
No todo apesta a naftalina: la ambientación es exquisita, Leslie Mann está francamente bien y Judi Dench resulta entrañable. Es un remake innecesario que, sin embargo, halla en su anacronismo su mejor virtud.
La factura impecable y el interés de su contenido hacen de esta dramedia una perita en dulce para los fans de la intrahistoria más agazapada y hasta secreta.
Buen western de sentimientos, la mezcla cuaja y funciona, aunque solo sea por un par de secuencias imborrables que enfrentan el horror de manera directa o sutil.