La historia tiene resonancias modernas que Graf subraya hábilmente, y aunque la esencia de la película es conmovedora, el resto se esfuerza demasiado en exponer la rapacidad vacía de una decadencia agotada
Las sorpresas siempre llegan al fin de las películas de Pablo Larraín. 'Neruda' no es una excepción y muestra al director en uno de sus mejores momentos, con una obra que destaca por su inteligencia y belleza. Es complicado determinar cómo distribuir las alabanzas.
Trueba disfruta tanto al reencontrarse con los personajes de 'La niña de tus ojos' que se descuida de la construcción de una trama coherente que entrelace adecuadamente sus múltiples hilos.
Si aceptas que no habrá ningún análisis genuino en 'My Generation', el animado viaje de Michael Caine a través de su juventud ofrece placeres interesantes.
La película está compuesta por varias secuencias independientes exquisitas que se encadenan de manera poco satisfactoria en un delgado hilo argumental sobre el amor maternal, en una historia de un hombre de mediana edad incapaz de superar la pérdida de su madre cuando tenía nueve años.
La premisa es interesante, pero el guion no está del todo bien desarrollado. Sin embargo, el trabajo detrás de la cámara de D’Attanasio, que captura la esencia de los años 70, logra mantener una atmósfera contemplativa.
Incluso los fans de Dovlatov coincidirán en que lo más destacable de la película es su impresionante aspecto visual, que resalta tanto por el trabajo de cámara como por el excepcional diseño de producción de Elena Okopnaya.
Las imágenes en blanco y negro son soberbiamente evocadoras, las cartas de amor utilizadas en off son conmovedoras, aunque 'Cartas da Guerra' lucha para encajar la riqueza emocional de esas misivas con algo igualmente impresionante.
Le falta personalidad. Está claro que ha sido dirigida por un maestro del cine que cuestiona el sentido de arrepentimiento, y como tal no es nada superficial. Pero aunque nunca aburre, tampoco ofrece nada especialmente llamativo.
Aunque coloca de manera efectiva a Spandau Ballet como un referente de la moda, en esencia, se trata de una producción de vanidad diseñada para capitalizar su época de conciertos. Su enfoque tiene un estilo televisivo y resulta excesivamente larga, pero sigue siendo un obsequio para sus seguidores.
El amor entre diferentes divisiones étnicas presenta ciertos clichés, sin embargo, las imágenes proporcionan diversas satisfacciones que trascienden la fórmula habitual.
La brillantez de 'The Event' es la manera en que Loznitsa nos sumerge — no a través de las frenéticas salas de reuniones de los conspiradores, sino estando cerca de la gente.
Una visión deliciosa y sinuosa, con un toque juguetón, de la leyenda de San Antonio de Padua. Utiliza el clásico motivo del hombre en el bosque para explorar un viaje de autodescubrimiento.
Este drama psicológico tenso con elementos de thriller político transmite con habilidad las tensiones, físicas y mentales, que existen entre el oeste y el este de Jerusalén.
Hay momentos en los que la película parece una mezcla entre Corneliu Porumboiu y el Pablo Larrain de 'Post Mortem', pero no hay nada poco original en la controlada visión de Coşkun.
El drama de Fernando Coimbra sobre los secuestros a niños puede parecer torpe y demasiado ambicioso, pero a medida que avanza va cogiendo gas y muestra un considerable impulso.
Cuatro amigos de la infancia de los barrios bajos son reclutados por los fundamentalistas islámicos y se convierten en terroristas suicidas en la emotiva y estupendamente montada 'Les chevaux de Dieu' de Nabil Ayouch.