Gana autenticidad y emoción gracias a un reparto excelente. Una rareza noble, apasionadamente envuelta en una exploración de ideas opuestas sobre la maternidad.
Es un retrato cristalino de una ciudad vibrante que se inspira en una auténtica historia de amor y en la desesperación genialmente representada por dos talentosos nativos del país.
Quizás más hermosa y peculiar que totalmente satisfactoria. Se presenta como una combinación desafiante y compleja de superstición, sátira y antropología social.
Su naturalismo intenso y espontáneo contrasta con la precisión incisiva de sus observaciones. La audiencia no esperará el humor y la honestidad de sus satisfactorias interpretaciones.
Su milagro pequeño, humeante y vaporoso es cómo crea algo tan intangible, tan lírico, de lo absolutamente elemental: fuego, madera, agua y un montón de carne femenina desnuda.
Ni el triunfo ni la tragedia afectan el vínculo entre las dos actrices en este dinámico debut, que se llena de una emoción intensa, quizás de una manera un tanto excesiva.
El argumento de Liu puede que sea débil y típico de película irracional de gangster/sicario/ladrón, pero los detalles del diseño estético y la interacción entre personajes la elevan a algo más relevante, aunque no profundo.
Una película que impresiona por su meticulosa elaboración, de años de duración, sin aportar nunca realmente una razón (más allá de la belleza) para una estética tan trabajosa.
Una historia de fantasmas que no da miedo y que se convierte en algo confuso. ¿Puede una película de terror estar 'demasiado encantada'? Parece que sí.
Una película que cae en el exacto punto ciego entre 'mediocre' y 'rotundamente mala'. Cada vez que está a punto de encontrar su camino, enseguida lo vuelve a perder.
Un estudio estupendamente interpretado de la nostalgia racializada y la insatisfacción femenina en el Nueva York de los años 20, sazonado con inteligencia mordaz y compasión.
Probablemente contenga suficiente estilo visual para sostener una narrativa que se deja ver sin problemas, aunque carezca de innovación. Además, recurre a todas las trampas de una adaptación excesivamente reverencial.
¿Es posible sentir alegría por la existencia de una película, apreciar ciertos aspectos, emocionarse por un próximo estreno masivo y reconocer su potencial para ganar numerosos premios, y aun así no encontrarla placentera?