Una película que no solo sigue la fórmula establecida, sino que la utiliza de manera efectiva y la enriquece, logrando así forjar su propia identidad. Sin ser extraordinaria, es una obra honesta que palpita con sinceridad.
Representa un verdadero banquete para todos aquellos aficionados que aquí encontrarán la nostalgia y la magia propia del baloncesto, pero también puede ser disfrutable e interesante para el público en general.
La propuesta presenta un giro adicional interesante. Este cambio de enfoque en la narrativa puede hacer que la obra se sienta algo fragmentada, sin embargo, logra mantener su fuerza emocional.
Es cierto que se le podría reprochar que se enfoca mucho más en el lado un tanto amable —por decirle de alguna manera— de la tristemente célebre prisión, pero es uno pocas veces referido; y ahí también está el valor de 'Q Ball'.
'Tiempos Futuros' es un pasaje interesante y sugestivo que rescata la ciencia ficción tradicional, donde las visiones futuristas se entrelazan con un trasfondo crítico o reflexivo.
Es fresca en su forma, e imparable en su afán de entretenimiento que hace efectivo con destreza rindiendo tributo al espíritu lúdico del mundo de las consolas.
Una película de acción en estructura y espíritu, que en su pretensión se viste de sobriedad, resultando eficaz en la forma al ponderar conceptos trascendentales como la resiliencia, pero poco sugestiva y consistente en el fondo.
Es una más que una satisfactoria muestra de cine de gran envergadura, comprometido tanto con su forma como con su fondo, y que sin despreciar lo que le ofrece la industria, empuja a la reflexión.
El desarrollo de la acción se mantiene constante hasta el final, donde trata de enlazar de manera superficial con un discurso social. Esto convierte a la propuesta en una obra que se percibe más como un entretenimiento que como una declaración o crítica efectiva.
La película evita cualquier tipo de alarde visual o efectos innecesarios, así como las falsas pretensiones en su discurso. Se presenta como una propuesta profunda y reflexiva que, además de ser un testimonio valioso, resulta atractiva y muy accesible para el público en general.
Se trata de un relato extenuante que no puede ser clasificado únicamente como entretenimiento, sino que se presenta como una dolorosa exposición del lado más oscuro de la naturaleza humana, un reclamo fílmico.
Solo se trata de un respetuoso retrato que no va más allá del mismo, pero que igual puede resultar entretenido y con los suficientes valores para satisfacer a aquellas personas que en estas fechas no perdonan el clásico encuentro con el ya mencionado cine bíblico.
Al documental 'Jim Henson: el hombre y las ideas' se le hubiera agradecido que fuera un poco más propositivo y corriera algún riesgo en su forma, pero al menos es sumamente completo y tiene lo suficiente para ofrecer un cariñoso y festivo homenaje.
Aquí se dimensiona al personaje con un especial énfasis en sus matices y conflictos, estructurado todo con plena conciencia del desarrollo dramático, para terminar por entregar el que podría ser considerado como el documental definitivo de Frida Kahlo.
Scott vuelve a demostrar su capacidad para elaborar épicas espectaculares, salvando así de la completa quema una cinta de gran envergadura y altas pretensiones, pero que nunca sustenta sus directrices.
Pequeñas secuencias, junto con la simple presencia del artista, son lo que rescata una película que, en su conjunto, resulta insatisfactoria y malgasta una gran oportunidad.