'Adieu au langage' continúa con la mirada devastadora y la intensidad de vértigo de las últimas obras de Godard, llevando la fragmentación aún más lejos que en 'Film Socialisme'.
Un debut seguro del guionista y director Leonardo van Dijl, que trata con precisión un tema candente en la actualidad: las relaciones, a veces problemáticas, entre los jóvenes talentos del deporte y sus mentores.
Una historia impactante y visualmente potente sobre supervivencia y venganza. Ofrece una versión femenina de las tensiones actuales en el norte de África
'Kalak' resulta ser una experiencia impactante, especialmente debido a la intensa e inquietante actuación del protagonista, Emil Johnsen, quien da vida a un hombre afectado por un trauma.
No logra alcanzar la calidad de los mejores trabajos de Lafosse. Parece que un director con habilidad ha sido sobrepasado por las exigencias de un drama basado en la realidad.
Dirección sobria y controlada, que logra transmitir una intensa carga emocional, complementada por la actuación impactante del joven protagonista Ulrik Munther.
No cabe duda de que está bien elaborado y tiene una gran energía, además de contar con un par de sólidas interpretaciones. Sin embargo, en esencia es un producto de mal gusto que realmente no debería existir.
Es un logro a nivel interpretativo, pero resulta decepcionante en su intento de actuar como secuela tardía del debut de García Bernal. La discontinuidad en el tono de la película la acaba lastrando.
La mayoría de personajes carecen de profundidad y se presentan como arquetipos. Sin embargo, es un drama desarrollado con inteligencia, interpretado de manera excepcional por un reparto carismático que mantiene el interés a lo largo de la trama.
Hay en estas interpretaciones inteligencia, emoción y fisicidad, y cuando se juntan tan explosivamente como lo hacen aquí, lo que obtienes es algo extremadamente raro: un film que capta lo confuso y excitantemente compleja que es la vida y el amor.
Un documental de investigación difícil de categorizar que ofrece un ensayo juguetón y autorreflexivo sobre la verdad política y la dificultad de dar con ella. Ofrece mucha sustancia.
A su manera sutil y casi reservada, esta es la película más gratificante y asombrosa del año. Solo alguien con un corazón insensible podría no disfrutarla.
El cine siempre está inventando nuevas maneras de contarnos que la guerra es un infierno, pero pocas películas recientes han explorado los extremos de ese infierno de forma tan vívida e intrépida como esta.
Cualquiera que ame la melancolía paradójicamente alegre de Kaurismäki se la llevará en el corazón. Quizás no haga arder al mundo, pero garantizado que arrojará un cálido brillo.