Como película infantil, tiene un gran sentido de la magia y transmite una profunda emotividad, superando a muchas de las producciones habituales de Disney.
La obra de Uhry es un vehículo sentimental para los actores, tan teatral que resulta difícil trasladarla al formato cinematográfico. No obstante, los tres intérpretes logran aprovechar al máximo el material.
Aunque los resultados son muy profesionales, la autocompasión masculina resulta tan abrumadora que probablemente intentarás evadir esta verborrea sobre Tolstoy, a menos que te cause náuseas como me ocurrió a mí.
Esta película de 1970 se presenta como una de las más irritantes de John Cassavetes, ya que está impregnada de fanfarronería masculina y bravatas que arruinan incluso sus mejores obras. A pesar de esto, resulta imposible ignorarla por completo.
Si te aterran las serpientes, esta película podría ser para ti. Sin embargo, deberás soportar numerosas caracterizaciones absurdas y giros argumentales poco creíbles.
Una mirada detallada a los cementerios de mascotas. La aparente crueldad de su sátira inexpresiva se transforma lentamente en una visión más compasiva, profunda y extraña.
El resultado se sitúa varias ligas por encima de las adaptaciones de Joyce realizadas por Joseph Strick, aunque no logra alcanzar la grandeza de la historia original.
Welles hace que la historia sea más poderosa gracias a su extraordinaria puesta en escena y a unas de las mejores actuaciones que se pueden encontrar en el cine estadounidense.