Lejos de evitar las implicaciones más horteras de este concepto, la película se deleita en ellas como un cachorro en un trébol; la frase de Martin '¡Al barro, reina del fango!' por sí sola casi vale el precio de la entrada.
Coppola logra plasmar de manera efectiva la atmósfera de Tokio, destacando la experiencia de ser un forastero y aprovechando al máximo el talento de sus actores. Sin embargo, no logra ofrecer mucho más.
Si, como a mí, te gustan las películas anteriores de Gus Van Sant, te satisfará especialmente lo que aquí consigue hacer con el guion satírico antitelevisión de Buck Henry.
Aunque se intenta mantener el interés la mayor parte del tiempo, la compasión autoconsciente que Frears prodiga al material lo sitúa en cierto inframundo que hace que no llegue a ser plenamente convincente.
Mis ganas de mantener el interés en la trama y de asombrarme con la actuación de Kingsley se vieron afectadas por la violencia del montaje y el sonido.
Un thriller noir intrigante y cautivador. Richard Fleischer llevó a cabo esta película de serie B de manera casi impecable, abordando la trama con firmeza y atención al detalle.