Con este material, Siegel o Aldrich habrían creado un thriller seco y sintético. Espinosa se sitúa en un punto intermedio con una dirección nerviosa y funcional, pero carece de la potencia que mostraban Tarantino o Fuller en sus mejores obras.
Este filme presenta un enfoque sencillo y tradicional, pero su contenido es indudablemente fascinante, ofreciendo una nueva reflexión sobre nuestra memoria histórica.
Dunham y Stephen Fry ofrecen actuaciones aceptables, sin embargo, la película resulta ser convencional y predecible, careciendo de emoción. Es tan plana y aburrida que realmente invita a dormir.
Lo fascinante es que Sachs evita los clichés y los lugares comunes. Su manejo de la puesta en escena, con una sutil contención dramática, permite que la esencia de cada personaje salga a la luz.
El film irradia alegría, frescura y un ambiente vacacional, presentando una serie de citas y declaraciones de amor. Además, reelabora visualmente obras maestras de directores como Bergman, Welles, Fellini y Godard.
Una joya. Con su estilo característico, el director presenta una representación auténtica del ser humano y sus contradicciones. La experiencia de ver esta película te deja en un estado de placer y satisfacción.
La caligrafía es extraordinariamente delicada y los diálogos se desarrollan con una naturalidad sorprendente. La obra irradia una belleza serena, con un toque poético cautivador y una cálida conexión humana.
Stewart y Theron brillan en sus papeles, con Kristen irradiando ternura y Charlize desbordando sensualidad y un toque de maldad. Sin embargo, la Disney puede descansar tranquila, ya que su 'Blancanieves' sigue siendo insuperable.
Una premisa que genera una serie de enredos y situaciones cómicas, aunque algunas podrían haberse mejorado. Sin embargo, hay momentos que logran resultar divertidos.
A pesar del exhibicionismo algo irritante del cineasta mexicano, la película logra retratar con notable profundidad un microcosmos opresivo lleno de personajes desubicados.
Una película cálida, amable y con toques de comedia costumbrista. Bien acabada en el aspecto formal, es dramáticamente elemental y precaria. Los diálogos en la mercería, por ejemplo, son tirando a risibles.
El desarrollo de la trama resulta predecible y convencional, lo que la convierte en una experiencia algo agotadora. Sin embargo, el protagonista logra ofrecer momentos de entretenimiento que, aunque modestos, resultan en un nivel pasablemente divertido.
Una comedia romántica sin exageraciones sentimentales, que se siente modesta y cálida. En cuanto a las actuaciones, ambos actores están en su mejor momento.
A pesar de ser predecible, la película logra funcionar de manera sorprendente. Posee el ritmo, los diálogos y las réplicas típicas de una comedia de calidad, y su otro gran atractivo radica en un elenco que resulta muy creíble.
La excesiva teoría obstaculiza el crecimiento natural de la historia, sin embargo, Quim Gutiérrez y Marta Etura aportan frescura y autenticidad, logrando que la película mantenga su interés en ciertos momentos.