Registra como en atronadora crónica periodística un impecable implacable avance de trepidantes episodios de acción violenta, fílmicamente resueltos de cien maneras distintas.
Contundente, sin grandilocuencia, hace un recuento fidedigno y exaltante de los pormenores de un reportaje que ya se considera crucial en la historia del feminismo.
Lleva el género de la comedia negra a sus últimas y jocundas consecuencias feministas al hacer el retrato de una inolvidable Condesa de Montecristo moderna.
Se solaza en sus figuras de la ausencia al llevar al límite un minimalismo hiperrealista superestático y esteticista, capaces de conmocionar los sentidos y el significado del relato.
Se apoya en bellas imágenes y transiciones inquietantes y contundentes, ya que el objetivo es transmitir estados de ánimo y pulsiones vitales a través de medios estrictamente audiovisuales.
Acaba venciendo toda tentación magisterial o cualquier dimensión apodíctica y explicativa o explícita, guiñando virtuosísticamente formas y contenidos.
Adopta la forma de un entrañable road trip que mezcla lo llano y lo selvático, explorando una geografía tanto inhumana como profundamente humana. La narrativa presenta un peregrinaje absurdo en busca de una confianza que se convierte en promesa y desencanto.
Reenfoque de la migración interna como una injusticia fundamental y un cautiverio, paralelo a 'Roma' de Alfonso Cuarón pero alejada de cualquier añoranza de clase media. Es una obra innovadora que representa un nuevo realismo, tanto objetivo como subjetivo, con un enfoque rigurosamente prosaico y antipatético.
Se manifiesta y asume de manera emocionalmente exaltada, como un relato de resistencia a la ignominia, de crecimiento exterior/interior, de sentimiento de fortaleza de un joven espíritu noble que se templa como espíritu libre de cara a la adversidad.