Es ejemplar en su destreza para forjar complicidad entre Gru y los Minions, y entre el filme y sus espectadores. Una divertida propuesta para el verano.
Es una genial película fuera de serie. Cooley dirige con pasión esta placentera aventura que destila perfecciones. Es un clásico instantáneo de la animación. Una auténtica joya.
La complejidad narrativo-visual de la historia se aborda con un estilo cómico. Los efectos logran un impacto que renueva la fe en el cómic cinematográfico como un género significativo. Esta película es del tipo matinée, con una ligereza encantadora, repleta de emoción y risas.
El filme logra su efectividad gracias a la habilidad de Bayona y a su enfoque despretensioso. Presenta momentos destacables, pero la acumulación de estos no es suficiente para contrarrestar la inminente extinción de los dinosaurios digitales.
Saldanha ha desarrollado notablemente su destreza, especialmente en el ámbito de la comedia. Este es, sin duda, su proyecto más entretenido hasta la fecha.
En la actualidad, donde predominan las secuelas, resulta sorprendente que se mantenga la narrativa original desde la primera parte. A pesar de ciertas señales de desgaste, la película se presenta como un entretenido espectáculo visual que sigue de cerca la dramaturgia establecida por la trilogía 'Toy Story'.
El impresionante debut como directora y guionista de la actriz inglesa Emerald Fennell propone sin concesiones una variante anti pacto machista difícil de asimilar.
Verhoeven se confirma como un excepcional director que hace un magistral trabajo para el hipnótico talento de la Huppert. Una cinta deliciosamente deslumbrante.
Cinta que destila nobles sentimientos de principio a fin, gracias a cierta ironía de Chbosky y al buen desempeño de sus protagonistas, se aleja lo suficiente de la sensiblería (aunque conserve una pizca cursi). Relato moral, inspirador.
La dirección es increíble, no por buena, sino por cautelosa. Spielberg evita meter la pata siendo políticamente correcto. Claro, su reciclado parece buen montaje. Pero carece de inspiración.
Landon perfecciona una fórmula propia donde la sátira y el horror van mano a mano. Propone, en estos tiempos tan difíciles, un agradable largometraje que es puro entretenimiento.
Deja un buen sabor de boca. Boone ofrece un filme modesto y asfixiante. Es un gran logro que un género tan saturado como el cómic fílmico logre alcanzar esta profundidad.
El estilo de dirección, próximo al documental, consiguió lo que hace tiempo no logra el cine mexicano: crear una atmósfera novedosa y personajes verosímiles. La narración tiene un ritmo pausado, pero siempre se mantiene articulada.
Levinson presenta un estallido social que, aunque intrigante, resulta irreal. Quienes se interesen por este tema pueden sentirse decepcionados por la forma en que lo aborda. El director opta por centrar el filme en una representación de la vida adolescente marcada por una violencia intensa, lo que deja un sabor agridulce.
Jamás asusta; aburre a pesar de su corta duración. Se extravía en un confuso laberinto conceptual que se siente más como un recurso visual sin sentido, acompañado de un personaje que carece de terror. Es uno de los grandes fracasos del año.
Intenso ejercicio de obsesión y horror, que se centra en el tema del hambre. No es apto para todas las sensibilidades y resulta poco recomendable verlo mientras se come. Es una película inquietante de principio a fin.
Phoenix interpreta a Callahan con una gama de matices: del dolor a la furia, de la irresponsabilidad a la sobriedad, de la insolencia a la autodestrucción. Sin embargo, Van Sant simplifica la compleja biografía en un drama convencional, resultando en una película que apenas se destaca.
Cinta que mezcla acertadamente sus géneros, hace alarde de una estilización visual que juega tanto con lo cotidiano como con lo fantástico. De verdad entretenida.