El guion, las actuaciones y la valentía de la historia crean momentos crudos e impactantes, logrando una ejecución efectiva. Sin embargo, en otras ocasiones, la película se siente como un borrador inacabado, recargado y carente de lógica.
Es una historia muy gratificante y no puedo culpar a los espectadores por disfrutarla, especialmente con la competencia que demuestra. Pero su dimensión política es nula.
Merece la pena verla solo por los sombreros. Sin embargo, tras ver cuatro episodios, sentí que se ha priorizado más el diseño de los sombreros que el desarrollo de los personajes.
La tercera temporada supera a las anteriores, demostrando un crecimiento notable en su habilidad para tratar los temas que pretendía desarrollar desde el inicio.
Es muy entretenida, aunque deja una sensación de falta de cierre. La primera parte se desarrolla de manera excelente, pero la segunda parte pierde fuerza.
Creí que sería similar al último especial que realizó, con un gran estadio lleno de energía pero sin mucha profundidad. Sin embargo, resulta ser una obra más contenida, íntima y con una sutileza notable.