Brand y Hill brillan con luz propia, enfrentándose entre sí como si su química fuera el resultado de años de colaboración, muy al estilo de Jagger y Richards.
Este estimulante juego de palabras es una verdadera delicia para los sentidos. Es un encantador ejemplo de lo que sucede cuando el cine negro se torna festivo.
Si se diera la oportunidad a Albert Camus de escribir 'Rocky', probablemente resultaría en 'Rust and Bone', una película que mezcla de manera única el boxeo con el sentimiento, todo desde una perspectiva profundamente francesa.
Una larga y dura mirada á la caída de Carlos Danger. 'Weiner' presenta una mezcla de drama, momentos cómicos y situaciones inesperadas. Ofrece una experiencia completa.
Con un estilo que recuerda a las obras de Paul Thomas Anderson, la película de Corbet ofrece una visión impactante sobre el sacrificio que implica alcanzar la grandeza, sin caer en sentimentalismos.
El Señor actúa de formas inusuales, pero 'Persecuted' lo logra de manera torpe y predecible, forzando su historia de 'cristianos en peligro' en un thriller poco convincente.
Por una vez me gustaría que Hollywood nos ofreciera una representación inesperada, que no sea empalagosa ni sensiblera, de un personaje grumpy irremediable.
Justo cuando se esperaría que la trama se tornara emocionante y llena de matices, empieza a resultar monótona y predecible. El subtexto se transforma en mera insinuación y las afirmaciones se presentan como declaraciones. Por primera vez, Pinter pierde su habitual complejidad.
En 'Maze Runner: The Scorch Trials', ancianos egoístas conspiran para despojar a los jóvenes de su esencia vital, sacrificándolos sin compasión. Una trama que puede recordarnos a una crítica social profunda.
Casi todos los elementos de la película carecen de sentido, y su lógica es la siguiente: ese diálogo aburrido está destinado a sonar ingenioso si se pronuncia con acento inglés. Y no es así.
Los giros de la trama están perfectamente orquestados, llevando a un clímax que encarna la definición de un final ideal según David Mamet: sorprendente y, a la vez, inevitable.
A pesar de ser algo exagerado, el tributo del Sr. Reitman es un entretenido homenaje a una de las tradiciones culturales más perdurables de la televisión.
La película carece de profundidad y se siente más bien plana. Su tono es sombrío en vez de explosivo y se mantiene en una falta de dinamismo que no logra impactar.