Genera una mezcla de repulsión y atracción por el mundo representado. Un desastre disperso e irregular, aunque esa impresión quizá se corrija con la segunda parte.
La película presenta una estructura irregular y una sintaxis que suele resultar confusa. La historia parece más bien una colección aleatoria de eventos que una narrativa coherente sobre los orígenes.
'Behemoth' consigue ser poderosa no tanto por sus pretenciosas voces en off, sino por la manera en la que las imágenes hablan sin palabras de un mundo en el cual los humanos se reducen al estatus de servidores.
Es un viaje desequilibrado e irregular, una experiencia de contrastes que distrae. La película cuenta con escenas intensas protagonizadas por cuatro actores excepcionales, aunque también incluye largos y sinuosos flashbacks que parecen innecesarios.
Hay una honestidad interesante en los intentos de 'Joaquim' por representar al revolucionario analfabeto, lleno de piojos. Sin embargo, detalles como el desarrollo de la historia y la motivación de los personajes quedan en un segundo plano.
Hacia la mitad, sus extravagancias gratuitas han ahogado la necesidad de historia y personajes demasiadas veces. A partir de ahí, la película se hunde por el propio peso de sus monerías.
Uno de sus puntos fuertes es que permite que la sátira y el compromiso intelectual existan a la vez. Sin embargo, da la sensación de que se ha hecho con prisa.
Sobre todo es el guión, las interpretaciones y el seguro sentido del ritmo cómico los que hacen que esta continuación de 'The Man Next Door' de Cohn y Duprat sea una delicia.
Su aburrida parte intermedia pierde el impulso motivacional en un mar de subtramas y opta por un melodrama inverosímil justo cuando empieza a tocarte la fibra de forma genuina.
La acción se traslada de repente a una secuencia de montaje de diez minutos que abarca los actos segundo y tercero del guion. Este giro es tan despreocupado y audaz que Dupieux casi logra su objetivo.
No se esfuerza lo suficiente por dar sentido y coherencia a la dispersa naturaleza de su temática, además de emplear un estilo que pretende jugar con el crimen puro y duro sin llegar nunca a lograr impactar en el espectador.