El principal interés de esta cinta no consiste en el argumento, que puede resultar un tanto manido, sino en dos aspectos: el tratamiento narrativo, que corre por las vías del género policíaco, y la solución formal, ésa sí verdadero prodigio.
El primer acierto de Del Paso fue situar la historia en un territorio que le resulta familiar. Este conocimiento aporta al filme un destacado nivel de verosimilitud, que se evidencia en la dirección de arte, la fotografía y el vestuario. Sin embargo, su impacto va más allá, alcanzando el núcleo de los personajes y la situación presentada.
Denis pone sobre los hombros de Juliette Binoche la enorme carga de un personaje complejo y contradictorio: adorable, detestable y tal vez irredimible, todo al mismo tiempo, reflejando así la vida que lleva y, por extensión, la trama del filme.
Formalmente ejemplar, utiliza la ortodoxia para contar, con una mezcla de destreza y calidez narrativa, una historia sobre tradiciones que corren el peligro de ser olvidadas en nuestra época de constante cambio.
Lo elemental de la trama llenó de clichés y repetitividad efectista un pietaje que parece larguísimo sin serlo. La verdadera “infección” aquí es un maniqueísmo rampante.
Parece sugerir que nadie puede liberarse del grillete digital que implica la constante ambición por tener más "seguidores" y "amigos" en las redes sociales, lo que lleva a buscar constantemente más "me gusta".
Una trama con complacencias que no logran afectar su verosimilitud, presenta una comedia que ofrece una primera vuelta de tuerca bien construida y, posteriormente, una segunda que realmente sorprende.
Cumple con las muy particulares exigencias que le plantean a toda propuesta: manejo hábil del suspense, una “criatura” caracterológica y visualmente poderosa.
Tampoco recurre, lo cual es casi imposible en México, a una notable inclusión de digitalizaciones y efectos especiales para enriquecer una narrativa de fenómenos sobrenaturales.
Extraña que a pesar de seguir una fórmula tan familiar y accesible para el público, la película no haya tenido un estreno comercial o, si lo tuvo, no haya generado el impacto esperado.
El director canadiense Kim Nguyen, con su guión original, logra en 'Two Lovers and a Bear' la rara habilidad de transformar lo convencional en algo extraordinario.
'Todo lo invisible' presenta serias fallas en su desarrollo, con un inicio desproporcionado en relación al resto de la narrativa. Las actuaciones son muy desiguales y el melodrama no logra su objetivo, dejando al público con una sensación de insatisfacción.
Llanos entrelaza de manera excepcional los aspectos públicos y privados de su abuelo, quien, con su vida y experiencia, refleja el espíritu del siglo XX en México. Esto es lo que nos presenta el documental 'Matria', una mirada profunda y conmovedora.
'Yo soy la felicidad de este mundo' genera la impresión de ser una película familiar, casi como si ya se hubiera experimentado en repetidas ocasiones, dejando poco espacio para nuevas reflexiones.
Sombra de la sombra de cualquier comedia romántica estadounidense mediocre que inunda las carteleras durante todo el año. Con películas de este tipo, resulta complicado determinar si se debe reír o llorar.
'Dégradé' es una clara alegoría sobre las duras condiciones de vida de un pueblo, explorando la degradación a la que la sociedad y los individuos se ven sometidos. A pesar de su tono sombrío, también sugiere formas de resistencia ante estas adversidades.