Del filme emerge un poderoso retrato social, lleno de aristas y no fácil de aceptar, pero dotado también de una arrebatada fuerza. inmenso personaje femenino
Es una película honesta y sólida, con sus momentos de emoción y también de risa, hasta de suspense. Tiene una encomiable voluntad de mostrar con mirada clara la dura cotidianidad de esos jóvenes que sufren.
Desolador retrato de desorientación, empatía enfermiza y aprendizaje convulso, una visión de adolescentes que se aleja del sensacionalismo que ofrece un director como Larry Clark. El guión es espléndido, y la película se presenta como una obra conmovedora, sólida como un castillo, esencial para comprender algunas de las claves del crecimiento en nu
Filme magistralmente narrado, un tour de force dramático que, a pesar de su aparente banalidad, se ve de un tirón y por el que asoma, sin complejo alguno, una sentimentalidad nada complaciente.
La película mantiene su atracción principalmente por el deseo de descubrir cómo culminará la historia que establece, más que por el contenido visual que presenta.
Se deja ver sin desdoro. Ello es debido a un par de cosas: una, a la impactante, magnética mirada de la niña Noa Fontanals. Otra, a la determinación con que Macías lleva a buen puerto una historia femenina con algunas roturas, y con forma de road movie.
Honesta, limpia en sus planteamientos, va directa al grano, denuncia sin estridencias, pero también sin que le tiemble el pulso. Tan interesante como inédita.
¡Vivan las cadenas! Pero lo peor de Madagascar no es su ideología, sino su incapacidad para resultar entretenida. A pesar de algunos momentos chistosos y de su buen arranque, los agotadores discursos de los personajes terminan haciéndola larga, interminablemente aburrida.
Quienes hayan disfrutado con la primera película obtendrán seguro satisfacciones con ésta. Pero, eso sí: está pensada sólo para los más pequeños de la casa.
Extraña versión de la novela de Nabokov que traiciona el sentido original. Gorris elimina la mayoría de las sugerencias presentes en la obra, dejando una trama que se vuelve predecible.
La película es mucho más que una simple historia en perfecto equilibrio entre la lágrima y la sonrisa. La solidaridad que transmite es arriesgada, pero a la vez sencilla, límpida y emocionante.
Tres profesionales excelentes, cada una de ellas logra dotar a su personaje de la credibilidad necesaria para sostener un filme que no es complaciente, sino absorbente e impecable.
Un sólido relato de supervivencias angustiadas, por sus rendijas también se cuela, y no es un mérito menor, el helado aire social de estos tiempos de derrota y desazón.