Oscila entre el diáfano idealismo y la dolorosa incomodidad, sin nunca estar lo bastante segura de dónde quiere aterrizar. Sin embargo, sus actores hacen un valiente esfuerzo para dar vida a sus planos personajes.
Alisha Weir y Dan Stevens destacan en una nueva película de monstruos que, aunque superficial, es bastante sangrienta. La actuación de Melissa Barrera se siente plana y carece de la profundidad que muestra el resto del elenco.