Un thriller profundamente melancólico y dirigido a la perfección 'Bridge of Spies', como la mayoría de las películas de Spielberg, es un consumado entretenimiento que te arrastra hasta el más puro cine.
Te preguntarás por qué alguien necesita ver otra película del Holocausto que endulza sus horrores con florituras artísticas y nos pide que sintamos pena por un guardia de un campo de concentración.
Una interesante escenario de David y Goliat que utiliza las risas, el racismo blanco y la justicia negra para vender con publicidad subliminal una historia de desigualdad.
La película es lo suficientemente fiel a la historia, pero ofrece también momentos de claridad y extrañeza. Integra elementos peculiares y matices amargos que refuerzan la percepción de que son personas reales, no meros figurines en un biopic convencional.
La grandeza merodea a las afueras de 'American Gangster', llamando a la puerta para poder entrar. Como muchos directores y espectadores, Scott muestra una profunda admiración por su villano, lo que añade una capa compleja a la narrativa.
El resultado de Harron es menos un retrato consumado y más la revelación de una sensibilidad, como si hubiera metido a Dalí en un alambique para extraer su esencia
Es pulcra, detallada y tiene un reparto simpático. Tiene una visión poco mordaz de la protesta y el empoderamiento que no hace justicia a sus sujetos porque los creadores no se arriesgan a incomodar al público.
Se vuelve más distendida y superficial a medida que avanza el tiempo. A diferencia de Argento, que aparentaba estar satisfecho con ofrecer una versión de 90 minutos, Guadagnino parece esforzarse por darle algún significado a todo.
'Dark Shadows' no figura entre los trabajos mejor realizados de Burton, pero es muy disfrutable, visualmente suntuosa y -a pesar de su lúgubre material de partida y alguna ocasional sacudida de violencia-, sorprendentemente efervescente.