Lo que le da a la serie su impacto no es tanto la longevidad del espectáculo humano que ofrece, sino que estamos ante imágenes conmovedoras de vidas vibrantes dentro de un espacio-tiempo concreto.
Incómodamente disfrutable. El placer del trabajo de Mr. Stone nunca ha estado en la moderación, sino en el exceso, un compromiso con los extremos que en esta película se presenta de una manera novedosamente viva, divertida y terrible.
Pitt es una megaestrella, y parte del atractivo del filme radica en observar cómo su fama enriquece al personaje, aportando complejidad a lo que resulta ser, en última instancia, una propuesta sobreconceptualizada aunque poco desarrollada.
En general, es una película agradable y conmovedora, aunque en ocasiones su trama peca de inexactitudes históricas o se desliza hacia un romance superficial.
Lo que le da a la serie su impacto no es tanto la longevidad del espectáculo humano que ofrece, sino que estamos ante imágenes conmovedoras de vidas vibrantes dentro de un espacio-tiempo concreto.
Lo que le da a la serie su impacto no es tanto la longevidad del espectáculo humano que ofrece, sino que estamos ante imágenes conmovedoras de vidas vibrantes dentro de un espacio-tiempo concreto.
La trama avanza de manera desorganizada y resulta pesada e irregular. Se siente como si estuviera creada por alguien en un estado de trance, pero no de una forma interesante.
Por lo general se deja ver con facilidad, incluso en los momentos más pausados y desagradables, principalmente debido a que su reparto es sólido incluso cuando sus personajes resultan repelentes.
La nueva película carece de originalidad, recordando a la producción de 1960. Sin embargo, no se puede ignorar el atractivo de la imagen del Sr. Washington a caballo, disparando un arma y liderando un grupo de vigilantes en su misión de salvar un pueblo del oeste, predominantemente habitado por blancos.
El Sr. Kormakur logra mantener un ritmo rápido sin llegar a ser frenético, lo que nunca desvía a la película de su rumbo, incluso cuando la trama parece hacerlo.
Lo que le falta es lo que a menudo se encuentra ausente en la cinematografía industrial de este tipo: historia y personajes, aunque también esa conexión humana que sugiere que hay alguien detrás de las escenas que realmente se preocupa por el resultado.
La historia tiene elementos interesantes, pero resulta algo débil. El carisma de Gleeson brilla, aunque su personaje se siente un poco forzado en su concepción. Por otro lado, la interpretación ligera pero densa de Cheadle es realmente agradable.