Realmente no hay nada novedoso en esta entrega, pero es una adición bastante aceptable a la serie Karate Kid. Si te resulta indiferente que la historia haya sido explorada previamente y de manera más efectiva, podrías disfrutarla.
Tiene un guion flojo, escrito por J.S. Cardone, que no añade nada nuevo a un género que se ha quedado anticuado y ha sido resucitado más veces que Jason Voorhees.
A pesar de un guion ambicioso de Wadlow y Beau Bauman, resulta complicado interesarse por tópicos tan reciclados que harían sentir orgulloso a Greenpeace.
Para aquellos que no están familiarizados con Miyazaki, la película puede resultar un tanto tediosa, pero para quienes, como yo, aprecian su trabajo, ofrece una visión valiosa y fascinante de su vida interior.
No es frecuente que te encuentres con una película tan única como esta. Aunque mi aprecio por el hígado, las luces y las mollejas ha cambiado, sigue siendo una opción interesante después de Halloween.
Es de lejos la peor entrega de la saga: una mirada caótica, insatisfactoria y aburrida al pasado, el presente y el futuro del popular cenobita 'Pinhead'.