Los trolls tenían el potencial para llegar a ser tan geniales y adictivos como los Minions, pero se quedaron en una tribu de muñecos genéricos y sin gracia.
Ciertamente, es un acto de gran valentía. Hacer una película animada que aborde temas como el subconsciente y la depresión no es tarea sencilla, especialmente si se intenta atraer a una audiencia amplia.
La primera parte de la película está a la altura de las grandes obras de Pixar, gracias a unos personajes cautivadores y a un conflicto entrañable. A pesar de que en el desenlace el ingenio se desmorona, para ese momento la batalla ya ha sido ampliamente ganada.
La historia ha adquirido una gran solidez que permite un completo desarrollo del personaje protagónico, con notables matices psicológicos y emocionales.
Los logros de 'Gravedad' son impresionantes. No solo es la mejor película de ciencia ficción de lo corrido del año, sino que además ha inaugurado una nueva era en el uso del 3D. (...) Un prodigio de la técnica cinematográfica.
Lo mejor de la cinta es que hace una apuesta muy ingeniosa: aunque empieza como una ópera, termina como una pieza de cámara. La última media hora es tan austera en efectos especiales como generosa en emociones.
La ambientación, la fotografía y la música sugieren un mundo mucho más interesante que sus precarios habitantes, y que habría merecido ser escenario de una mejor historia.
El filme busca provocar risas con recursos limitados. Comencemos con el desacierto de su premisa. No afirmo que sea mala idea convertir al temido Drácula en un padre de familia preocupado por su hija. Todo lo contrario: es una propuesta interesante, siempre que se mantenga alguna esencia del personaje original.
Esa combinación de tonos, de lo cómico a lo trágico, es una de las virtudes de la cinta, pero también lo son la musicalidad de los diálogos y dos brillantes actuaciones.
Con un presupuesto exiguo y pocas locaciones, Larraín saca partido de una cámara inquisidora y un magnífico elenco, donde brilla la escalofriante caracterización de Antonia Zegers.
Ferrara advierte que estamos ante un trabajo de ficción desde los créditos iniciales. La película, por lo tanto, pierde su interés histórico y se convierte en un cuidadoso ejercicio voyerista que se limita a lo que el espectador observa en pantalla.
El director y guionista Barry Jenkins asume con acierto un gran desafío. Desactivar el estereotipo cinematográfico y cultural del hombre negro delincuente y rudo para resaltar su sensibilidad y el descubrimiento de su homosexualidad es una tarea significativa.
Después de la primera media hora, la trama se convierte en un policial tan complicado que la atención del espectador se centra en si Bier y su equipo lograrán mantener la calma y salir adelante en una historia tan intrincada.
La película adolece de cierta superficialidad didáctica, que eclipsa sus logros. La primera parte de la proyección abusa de extensos diálogos, (...) y el desarrollo de la trama sigue un esquema que se gasta de tanto repetirse.
La narración se caracteriza por sus altibajos emocionales, acentuados por un enfoque innovador en el encuadre, el uso del color y la edición de sonido, lo que demuestra un notable dominio de los recursos cinematográficos.
Óscar Ruiz presenta nuevamente una película donde los personajes destacan por encima de la trama. 'Los hongos' cuenta con varios momentos cautivadores, pero su arco dramático resulta tan difuso que en ocasiones la narración se desvía.