Formato fast food: fácil consumo, difícil digestión y olvido acelerado. Presenta una estética, un ritmo narrativo y unas interpretaciones que se sienten repetitivas, muy similares a producciones anteriores.
Visualmente abrumadora, con escenas potentes que se grabarán en la retina de los espectadores. El gran problema radica en un guion simplón y previsible, que empaña el buen hacer del resto del filme, a pesar de lo cual el conjunto resulta tremendamente efectivo.
A través de un modesto presupuesto, Vanicek, con su impresionante y brillante estilo para dirigir el suspense, logra crear una de las mejores películas sobre arácnidos desde Tarántula (1955).
Comparte el espíritu de 'A 47 metros', pero consigue dar un paso más allá. La película se establece como un referente del cine veraniego, sin buscar intenciones profundas ni ambiciones más allá del simple entretenimiento.
Excelentes Andrea Riseborough y Christopher Abbott. Sanguinolenta, sexual y psicodélica, esta obra es angustiante, incómoda y extrema. 'Possessor' continúa el legado de los Cronenberg.
Contiene algunas de las escenas más sobrecogedoras del cine apocalíptico actual. Es una crítica mordaz hacia lo que aún no percibimos, pero que podría transformarse en una realidad más que plausible.
Balagueró realiza un destacado retorno a sus raíces, exhibiendo su habilidad para convertir el suspense en una experiencia de fantasía y terror. La historia transita desde un narcothriller de barrio hasta convertirse en una narración de monstruos.
Partiendo de elementos recurrentes en el slasher y el gore, el bufón provoca temor con la representación sin restricciones de sus asesinatos más crudos y despiadados, abrazando un humor negro excepcional.
Esta película regresa a estereotipos clásicos del terror, pero no logra reinventar las posesiones demoníacas. La calidad visual es deficiente y poco atractiva, lo que afecta la experiencia general.
Un libreto sólido que destaca gracias a las brillantes actuaciones de Berta Vázquez, Iria del Río y José María Yazpi, además de un excepcional trabajo de Francisco Ortiz.
A pesar de ofrecer una experiencia inmersiva en el paisaje tailandés, la película se siente retrasada debido a un ritmo excesivamente lento que la alarga en exceso.
Huye de los clichés para centrarse en su faceta más emocional, brindando una perspectiva novedosa sobre una criatura que parecía inalterable. Una película sobre licantropía que merece ser recordada.
De la Iglesia presenta una obra impactante que confirma su maestría como uno de los más destacados cineastas españoles en la creación de atmósferas donde el terror se mezcla con el humor negro.