Matt Reeves deja su huella en la historia de las adaptaciones de cómic con un cine paciente e inteligente. Incluso con una duración de tres horas, no se hace larga.
A pesar de la alegría de ver a Bryan Cranston en un rol positivo, la serie se siente asfixiante debido a su insistencia en reforzar una narrativa reconfortante.
No es solo una celebración de la rebeldía punk-rock de un cineasta inconformista, sino también una reflexión sobre cómo se puede salvar a uno mismo mirando hacia adelante, en lugar de hacia atrás.
Tiene suficiente material de archivo y grabaciones nunca vistas para satisfacer a sus admiradores. Además está meticulosamente ejecutado y el montaje es impresionante.
Para cualquiera que haya luchado por perseguir aspiraciones inalcanzables. Tanto para los que fracasaron como para los que lo lograron. Un triunfo emocional fuera y dentro del campo.
No aporta nada novedoso, por lo que se dirige exclusivamente a los entusiastas del género o a quienes busquen motivación para encontrar un propósito en sus vidas. Podría ser de gran utilidad en estos tiempos.
Un espectáculo innegablemente entretenido, con una química dinámica y llena de fricción entre los protagonistas donde destaca el divertido papel de Jennifer Coolidge.