Un puñado de conflictos previsibles exhibe con descaro su desesperación por hacernos sonreír o llorar, optando por ser amable en lugar de interesante o honesto.
Esta película incorpora elementos de terror y ofrece una versión infantil del impacto de 'El hijo de Saúl'. Es una obra brutal que logra hipnotizar al espectador.
Una redundancia hermosísima. La nueva versión es, como aquella, una de las mejores, más brutales y bellas películas de vampiros estrenadas en mucho tiempo.
Conecta de varios modos con ‘Las niñas’ (2020) se centra en contemplar una sucesión de conversaciones que en ocasiones tienen la frescura típica de lo improvisado y cuyas protagonistas interpretan con irreprochable convicción.
La película evita los excesos de nostalgia y sentimentalismos. Esta austeridad en los recursos dramáticos la convierte en una obra muy honesta, y en esta sinceridad se encuentra gran parte de su capacidad para conmover.
Pese a que Derrickson logra envolver el metraje en una atmósfera de amenaza, la película, en última instancia, funciona como una conexión de ideas que no se exploran ni se conectan adecuadamente.
La directora compensa la falta de sutileza al abordar los peligros del dogmatismo religioso y la explotación femenina mediante una sofisticación visual.
No necesita más que una sucesión de silencios y miradas huidizas para sugerir emociones profundas, funcionando como un tenso 'thriller' sin recurrir a trucos narrativos.
La historia es anodina y estereotipada, aunque se vuelve interesante cuando se contempla a los vaqueros con una mirada casi documental. Sin embargo, Staub opta por recurrir a clichés, lo que le resta originalidad.
Shults deja claras sus enormes ambiciones, tratando de abrumarnos con un maximalismo estilístico que en ningún momento llega a justificarse del todo. Es tan excesiva que resulta milagroso que no se desborde.
Permanece cómodamente instalada en la convención y la obviedad, como demuestran su abuso de los clichés y el didactismo de sus diálogos. Es, asimismo, una película empeñada en resultar agradable.
Muchos de los gags son francamente graciosos. Pero es una lástima que en ningún momento se nos dé la oportunidad de llegar a conocer al trío ni de comprender cómo se sienten mientras nos reímos a su costa.
Una película para niños muy amable que no subestima a su público. Es un 'blockbuster' adecuado y entretenido, especialmente diseñado para preadolescentes.
Apunta mensajes sobre la diversidad y la importancia de apreciar la belleza interior, pero prefiere acumular montajes sentimentales a ritmo de canciones pop.
El director utiliza una serie de canciones para conducir la historia de 'Sing Street' hacia un destino predecible. Como resultado, el ritmo se vuelve algo repetitivo, aunque sigue siendo muy pegajoso.
En lugar de centrar su trama en el canibalismo, 'Crudo' podría haber abordado temáticas como la anorexia o la drogadicción. Sin embargo, de haberse enfocado en esos temas, no habría sido tan impactante.