Aunque hay circunstancias graves, Tezel consigue mantener todas sus piezas en un tono con cierto sentido del humor, y a cambio del amargor ofrece algo de luz, búsqueda y musicalidad.
Quizá el guion y el talento de Fernández Armero deberían haber ajustado algunas notas musicales del 'gag', del diálogo y sus réplicas, en lugar de apresurarlos tanto. Sin embargo, hay momentos realmente divertidos.
Espectacular entretenimiento. Con un buen armamento técnico disponible y un espectador entretenido, una película de estas características cumple su función.
Es una magnífica película de ficción. Toda la película es maravillosa, te atrapa casi al principio. Es muy divertida, honesta, juvenil y energética, y nunca cae en la depresión.
Hay que reconocerle a Segura su puntería para conectar con las audiencias: infantiles, adultas, familiares. En cualquier arte, industria o negocio, esto es siempre lo más difícil de lograr y lo más fácil de despreciar.
Lo mejor es su retrato de una obsesión, la de todo un pueblo. Lo que opera en contra del interés de la película es su propia estructura y la prolongación de la búsqueda. El desenlace, aunque ya conocido, está muy bien resuelto a nivel cinematográfico.
Tremenda recreación en tiempo real. Greengrass impregna su ficción de un terrible aire documental en el que los minutos vuelan, pero los segundos pesan y oprimen la pechera.
Un milagroso espectáculo visual que ofrece entretenimiento, conmoción, risas, tensión y lágrimas. No hay manera de escapar de su magnetismo en ningún momento.
Un batido de canciones, colores y sentimientos. A la película no le falta rapidez, ni ritmo, ni espectacularidad, ni el deseo de entretener a su audiencia y acompañantes.
Aventura llena de vistosas imágenes que, para algunos, puede no resultar atractiva si no les interesa el universo de los superhéroes. Además, es posible que no consideren suficiente la profundidad política, ideológica y social que ofrece esta travesía de Marvel por Wakanda.
Una magnífica mezcla de intensa tensión, impresionante incoherencia en la trama, y profundas dudas existenciales y ecológicas. Es innegable que Bayona ha creado la mejor entrega de la serie desde los tiempos en que Spielberg estaba en su juventud.
No tiene el encanto poético de la primera versión, ni el estilo de la dirección de Peter Jackson. En cambio, se deja llevar por estereotipos, tanto en la caracterización de los personajes como en la gran cantidad de acción que presenta.
La aventura y sus tramas están bien ligadas, tiene buenos y graciosos momentos, un ritmo ágil y es de muy fácil digestión: no es preciso ser un niño para pasar un buen rato con ella.
La película se extiende por dos horas y media, un tiempo en el que resulta complicado comprender todo lo que ocurre. No hay duda al respecto: si disfrutaste de las entregas anteriores, es difícil entender por qué no podrías disfrutar de esta.
Es un catálogo de atractivos, desde la nave a sus protagonistas, desde los dilemas del viaje hasta su área romántica y desde lo provocativo de algunas de sus sugerencias hasta la música de Thomas Newman.