Es rica en la descripción pero frugal en exclamaciones, prefiriendo resolver con elegancia lo que ya se ha incrustado en el relato y que el espectador sabe o imagina.
La pulcritud de James Gray eclipsa lo irónico y sentimental que podría tener esta historia de infancia y emociones, transcurriendo de manera natural, sin forzar ni la risa ni la lágrima.
La historia es sugerente y está bien construida, equilibrando momentos de tranquilidad con una inquietante atmósfera visual, sin caer en excesos. Las interpretaciones son sobresalientes, ofreciendo un retrato sensible y profundo.
Si bien no busca en el fondo de Camila algo realmente innovador, la directora se esfuerza por hacer que su retrato no caiga en la vulgaridad de lo explícito, utilizando el suspense y la confusión que son inherentes a la adolescencia.
Sin dejar nunca de parecer ligera y trascendente, es tan bien escrita, filmada e interpretada que se presenta como una película memorable y digna de celebración.
Sin duda que una película sobre este gigantesco asunto puede ser más sórdida y trágica, pero la de los Dardenne es pausada, controlada y libre de clichés. Explica de manera tan efectiva la causa que no requiere de efectos especiales.
Se desarrolla como un proceso de aprendizaje lleno de momentos de gran comicidad y con una notable tendencia a la saludable dispersión. Es mucho mejor de lo que cualquiera podría esperarse.
Las dificultades para imponer un equilibrio entre la disciplina y la comprensión de los ambientes de los alumnos son el hilo conductor del argumento, que se desarrolla con firmeza.
Entre la variedad de puntos de observación y la excelencia cromática de Cate Blanchett, obtenemos un dibujo geométrico y confuso pero también minucioso y comprensible.
La directora presenta una historia visualmente cautivadora, llena de lírica y simbolismo. "The Other Lamb" busca explorar lo trágico de las sectas, aunque su intención es abarcar un tema aún más amplio: el heteropatriarcado.
Sentimientos más o menos reales a los que las canas y las puñetas no les otorgan el valor de dos reales. Trata emociones muy profundas, sin embargo, no deja de lado su superficialidad.
Los personajes y las actrices son el gancho de la película, y de un modo natural y emocionante hasta refrescan algunos aspectos supuestamente metafóricos como pájaros, mar todo ello ya algo desnortado.
La película carece de sustancia y se convierte en una interminable "road movie", plagada de escenas de euforia y juerga juvenil, ya sea en un autobús, en la carretera o en una explanada.
La hostilidad del paisaje, junto a las desconfianzas que la adolescencia obliga a combatir, son la argamasa emocional que sostiene el edificio fílmico.
Sorprendente ejercicio espiritual que realiza Brüggemann con esta película, de estructura rígida y contenido tan maleable que cualquier espectador, ya sea religioso, laico o de una posición intermedia, podría asimilarla cómodamente.