La intención de San Mateo es sin duda más sólida que los resultados cinematográficos que logra, ya que prioriza su objetivo moral por encima del enfoque visual. A pesar de eso, la película sigue siendo dolorosa y demoledora.
Es casi tan maravillosa como la primera, igual de deslumbrante, ingeniosa, intuitiva y lúcida. No es necesario detenerse en los aspectos técnicos, que son excepcionales.
La intriga, por llamarla de ese modo, es interesante, pero lo magnífico son las imágenes, la garra de la mirada de La Singla, el nervio y brío de su baile.
Hay un cine que, aunque desagradable, produce emociones, dice algo, llega. Personalmente, y sin quitarle atrevimiento o indagaciones, no encuentro en 'Creatura' cosa alguna que me acerque a ella.
Un buen trabajo de Silvia Munt en la dirección de actores. Ofrece un vistazo a la época y las circunstancias, aunque no es excesivamente original, tiene fuerza dramática. Sin embargo, esta expresividad se presenta de manera muy contenida.
No es una película extensa, pero logra disimularlo con su ritmo contemplativo y pausado, al mismo tiempo que presenta una estética ‘bonita’ y casi poética, aunque resulta un tanto insípida.
Es rica en la descripción pero frugal en exclamaciones, prefiriendo resolver con elegancia lo que ya se ha incrustado en el relato y que el espectador sabe o imagina.
La pulcritud de James Gray eclipsa lo irónico y sentimental que podría tener esta historia de infancia y emociones, transcurriendo de manera natural, sin forzar ni la risa ni la lágrima.
En lo que a uno respecta, no puede más que agradecerle a Jonás Trueba y a todos los de esta película que le hayan permitido sentarse delante de esa ventana.
La historia es sugerente y está bien construida, equilibrando momentos de tranquilidad con una inquietante atmósfera visual, sin caer en excesos. Las interpretaciones son sobresalientes, ofreciendo un retrato sensible y profundo.
Si bien no busca en el fondo de Camila algo realmente innovador, la directora se esfuerza por hacer que su retrato no caiga en la vulgaridad de lo explícito, utilizando el suspense y la confusión que son inherentes a la adolescencia.
Una película que alterna entre momentos de gran peso emocional y otros de ligereza. Nos presenta una historia romántica que explora las emociones del primer amor, pero también incorpora una intriga policial que carece de solidez dramática y no logra generar un gran impacto.
Las colisiones sentimentales y los temblores hormonales podrían atraer al público juvenil, pero desde una perspectiva más madura, la historia de amor repetitiva entre Hardin y Tessa se siente como una parada ineludible en un recorrido monótono.
Sin dejar nunca de parecer ligera y trascendente, es tan bien escrita, filmada e interpretada que se presenta como una película memorable y digna de celebración.
Sin duda que una película sobre este gigantesco asunto puede ser más sórdida y trágica, pero la de los Dardenne es pausada, controlada y libre de clichés. Explica de manera tan efectiva la causa que no requiere de efectos especiales.
Se desarrolla como un proceso de aprendizaje lleno de momentos de gran comicidad y con una notable tendencia a la saludable dispersión. Es mucho mejor de lo que cualquiera podría esperarse.
Tanto el guion como la puesta en escena no tienen la pretensión de sorprender, sino de agradar. Lo mejor son sus actores, tan expresivos y ávidos de su cliché, y el buen cuerpo que deja su historia.
Las dificultades para imponer un equilibrio entre la disciplina y la comprensión de los ambientes de los alumnos son el hilo conductor del argumento, que se desarrolla con firmeza.
Entre la variedad de puntos de observación y la excelencia cromática de Cate Blanchett, obtenemos un dibujo geométrico y confuso pero también minucioso y comprensible.
Película diminuta y compacta. El argumento presenta una aparente simplicidad que requiere de una mirada atenta para descubrir su complejidad y los múltiples pliegues que ofrece.