La película ofrece una colorida parte documental y una sencilla pero intensa parte emocional, con una cámara muy viva para los ambientes y muy esponjosa para los sentimientos de sus protagonistas.
Historia en la que la venganza presenta un matiz diferente al de las típicas películas del género. El guion es prudente, lo que ayuda a transmitir el mensaje de manera más efectiva, complementado con un par de giros sorprendentes.
Tras volver a ver Beginning, mi asombro no ha disminuido y continúo considerando esta película como una de las obras más especiales, complejas y perturbadoras que he presenciado.
Película que destaca por su pulcritud visual, moral y emocional. Cada elemento está meticulosamente diseñado con un evidente sentido del gusto cinematográfico.
Dentro del calco de esta versión, Fincher se permite un par de giros leves en la trama que la aclaran. La película está tan bien elaborada que uno no sabe si realmente necesita convertirse en trilogía.
Thuesen elige al espectador como cobaya de su experimento: ¿Y si no fuera verdad? ¿Y si hubiera algo o todo de cierto? (...) la cámara neutral e incorruptible se planta ante los rostros de los tres magníficos actores (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)
Es casi tan maravillosa como la primera, igual de deslumbrante, ingeniosa, intuitiva y lúcida. No es necesario detenerse en los aspectos técnicos, que son excepcionales.
La intriga, por llamarla de ese modo, es interesante, pero lo magnífico son las imágenes, la garra de la mirada de La Singla, el nervio y brío de su baile.
Hay un cine que, aunque desagradable, produce emociones, dice algo, llega. Personalmente, y sin quitarle atrevimiento o indagaciones, no encuentro en 'Creatura' cosa alguna que me acerque a ella.
No es una película extensa, pero logra disimularlo con su ritmo contemplativo y pausado, al mismo tiempo que presenta una estética ‘bonita’ y casi poética, aunque resulta un tanto insípida.
Es rica en la descripción pero frugal en exclamaciones, prefiriendo resolver con elegancia lo que ya se ha incrustado en el relato y que el espectador sabe o imagina.
La pulcritud de James Gray eclipsa lo irónico y sentimental que podría tener esta historia de infancia y emociones, transcurriendo de manera natural, sin forzar ni la risa ni la lágrima.
La historia es sugerente y está bien construida, equilibrando momentos de tranquilidad con una inquietante atmósfera visual, sin caer en excesos. Las interpretaciones son sobresalientes, ofreciendo un retrato sensible y profundo.
Si bien no busca en el fondo de Camila algo realmente innovador, la directora se esfuerza por hacer que su retrato no caiga en la vulgaridad de lo explícito, utilizando el suspense y la confusión que son inherentes a la adolescencia.
Sin dejar nunca de parecer ligera y trascendente, es tan bien escrita, filmada e interpretada que se presenta como una película memorable y digna de celebración.
Sin duda que una película sobre este gigantesco asunto puede ser más sórdida y trágica, pero la de los Dardenne es pausada, controlada y libre de clichés. Explica de manera tan efectiva la causa que no requiere de efectos especiales.
Se desarrolla como un proceso de aprendizaje lleno de momentos de gran comicidad y con una notable tendencia a la saludable dispersión. Es mucho mejor de lo que cualquiera podría esperarse.