Es una película de ensueño que explora la soledad, el amor y el regreso a la soledad. Se siente como una versión de 'Vértigo' reinterpretada con un lirismo japonés lleno de sedación y tormento.
Marc Webb aporta una perspectiva única a las escenas magistralmente construidas. Se trata de una historia irónica que definitivamente vale la pena experimentar.
Es como una versión lustrosa y hollyoodiense de una relación entre terapeuta y paciente con notas freudianas intercaladas. Streisand no está conforme con explorar el dolor humano: también tiene que hacerlo glamuroso.
Los actores logran captar tu atención, especialmente Candy, quien tiene potencial como actor dramático. Sin embargo, la película se siente como una débil sucesión de lugares comunes.
Carece de importancia, tanto en su atmósfera como en su contexto social. Se presenta como un thriller urbano sobre narcotráfico que, aunque es visualmente atractivo, se siente cerrado y no logra profundizar en sus temas.
Puede que sea de mala calidad, pero es una propuesta que brinda una diversión adictiva y psicodélica, similar a la que disfrutamos en 'A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors'.