Un film técnicamente impresionante. Es claro que Ortiz ha realizado un gran trabajo de preparación, pero quizás ha utilizado una letra demasiado convencional en una obra que clamaba por locura y descontrol.
La principal virtud de esta película radica en su inmediato apego al presente, lo cual también se convierte en su mayor lastre. Esta cercanía al momento actual se traduce en una notable falta de distancia, que resulta ser buscada, deseada e inevitable.
Tan innecesaria como entretenida. La sobreexplotación del conjunto perjudica la robusta elegancia del original, aunque la sinergia entre los chistes puede ser a veces deslumbrante y, en ocasiones, agotadora.
Astérix y Obélix regresan en una producción lujosa que refina los aspectos más destacados de las películas anteriores sin desmerecer sus logros. La película representa una auténtica comedia francesa clásica.
Santiago Segura y Ernesto Sevilla son los encargados de brindar un respiro a las fiestas a través de una comedia familiar. Es una película ideal para aquellos que disfrutan del cine familiar en su máxima expresión, repleta de corazón, emoción y un gran espectáculo.
Es una película que sigue la fórmula clásica, pero logra mantener el interés gracias a su mezcla adecuada de picardía y emotividad. Reinventa el humor de muérdago, ofreciendo suficientes estímulos para entretener. Además, presenta un buen número de bromas ingeniosas que hacen la experiencia más placentera.
Un tebeo encantador y nostálgico, reminiscente de épocas pasadas, potenciado por un elenco que evidentemente disfruta de su trabajo. Arango muestra habilidad para conectar con su niño interior de manera auténtica.
Una obra con sus carencias que destaca tanto por su elegante ejecución como por las aristas ásperas que acaban dando forma a una historia tan funcional como coherente con el estilo de nuestros mejores guionistas.
A la comedia tal vez debamos perdonar los convencionalismos que son inherentes a su género. La fórmula no falla y logra que aceptemos la curiosa premisa que nos presenta.
Escenas de indefinible sentimiento evitan la excesiva cursilería, acercándose más a la perspectiva de títulos más incisivos, como 'Primavera de otoño'. Es una obra pequeña, pero dignísima y llena de vida.
Esta irregular pero estimulante película resulta ser una comedia auténtica, alejada de clichés y superficialidades. Se presenta como una comedia feroz, moralmente sórdida, minimalista y nihilista, generando una experiencia incómoda y oscura.
Dotada de una elegancia artificiosa, pese a ser una obra desigual, halla su mayor virtud en su desarmante sencillez y en su falta de complejos a la hora de narrar la historia de pasión sin barreras.
Pocas películas contemporáneas logran caminar por la delgada línea entre la narración intensa y el caos. Su gran profundidad conceptual se equipara a la brillantez de su ejecución visual.
Sorprende porque es cine 100% de género, con características propias muy bien definidas y difíciles de igualar. Transmite la sensación de un trabajo bien hecho y del deber cumplido.
Trepidante thriller íntimo y claustrofóbico en el que todo lo que sucede afuera se intensifica en el interior. La actuación de Yuste es espléndida, destacando en una interpretación somática que logra captar la atención del espectador.
Una senda tan predecible de punta a punta como funcional y disfrutable. Brillan los secundarios de lujo que funcionan como elementos desestabilizadores de la convencional trama.
Funciona por el empaque de un conjunto y, especialmente, por la yuxtaposición de buenas decisiones: un guion ágil, unos diálogos con mordiente, y la presencia capital de una cómoda Malena Alterio.
Funciona en el pacificado registro de la amabilidad, mostrando un sólido sentido del humor y la habilidad para dirigir a un brillante elenco que rápidamente se apodera de la comedia.