Un tebeo encantador y nostálgico, reminiscente de épocas pasadas, potenciado por un elenco que evidentemente disfruta de su trabajo. Arango muestra habilidad para conectar con su niño interior de manera auténtica.
Una obra con sus carencias que destaca tanto por su elegante ejecución como por las aristas ásperas que acaban dando forma a una historia tan funcional como coherente con el estilo de nuestros mejores guionistas.
A la comedia tal vez debamos perdonar los convencionalismos que son inherentes a su género. La fórmula no falla y logra que aceptemos la curiosa premisa que nos presenta.
Escenas de indefinible sentimiento evitan la excesiva cursilería, acercándose más a la perspectiva de títulos más incisivos, como 'Primavera de otoño'. Es una obra pequeña, pero dignísima y llena de vida.
Dotada de una elegancia artificiosa, pese a ser una obra desigual, halla su mayor virtud en su desarmante sencillez y en su falta de complejos a la hora de narrar la historia de pasión sin barreras.
Pocas películas contemporáneas logran caminar por la delgada línea entre la narración intensa y el caos. Su gran profundidad conceptual se equipara a la brillantez de su ejecución visual.
Sorprende porque es cine 100% de género, con características propias muy bien definidas y difíciles de igualar. Transmite la sensación de un trabajo bien hecho y del deber cumplido.
Una senda tan predecible de punta a punta como funcional y disfrutable. Brillan los secundarios de lujo que funcionan como elementos desestabilizadores de la convencional trama.
Funciona por el empaque de un conjunto y, especialmente, por la yuxtaposición de buenas decisiones: un guion ágil, unos diálogos con mordiente, y la presencia capital de una cómoda Malena Alterio.
Funciona en el pacificado registro de la amabilidad, mostrando un sólido sentido del humor y la habilidad para dirigir a un brillante elenco que rápidamente se apodera de la comedia.
Un sobrecogedor cuento de marinos y meigas, con un toque de William Hodgson o Jack Cady. Una de las propuestas españolas más sugestivas e insólitas del año, de una pureza casi sobrenatural.
Una aventura inolvidable con la destacada Maggie Smith junto a las talentosas Laura Linney y Kathy Bates, quienes buscan encontrar consuelo y amabilidad en medio de sus desafíos.
Cálido y sensible trabajo de Moisés Salama, que logra cumplir con la parte informativa y alcanza niveles valiosos y reconocibles al profundizar en lo humano.
Una película de valor, aunque algo mediocre. Resulta interesante, aunque no alcanza la brillantez que su premisa y su personaje principal podrían haber ofrecido.
Rodada con la maestría de un experto, la obra más ambiciosa de Gilles Lellouche como director resalta por el audaz desparpajo de sus personajes. Su intensidad, ya sea auténtica o no, nunca resulta monótona ni agobiante.
La trama avanza a través de una narración clásica, acompañada de diálogos que carecen de fuerza. La dirección es eficaz pero risueña y el recurso al déjà vu se utiliza de manera estilística, entre chistes que caen en la obviedad.
Excelente elenco, y a pesar de las críticas de quienes desestiman este género, es una película que no se olvida fácilmente. Tiene, sin duda, tres momentos realmente memorables que la destacan.