Es interesante esa mirada distinta, y la historia está bien contada. (...) Y el resultado es notable, nos transmite la ansiedad y la riqueza interior de aquel hombre, la enérgica textura de su obra.
La intención está lograda. También el despliegue, la ambientación, la figura de Hugh Jackman y la presencia de Zendaya, que está cada día más linda. No tanto el libreto, que chirria un poco.
A 'Michelangelo infinito' se le pueden reprochar defectos de estilo, una música enfática, textos recitativos, solemnes. Pero los reproches pierden peso frente a las imágenes bien registradas de las obras magnas del artista.
Esta nueva versión del icónico viaje del pintor a Tahití se basa en el libro, aunque no lo reproduce de manera literal. En cambio, se enfoca en evidenciar el esfuerzo físico, la angustia interna y el deseo de conexión con una sociedad más sencilla.
Davies ahora se sumerge por completo en la representación de ese mundo y en la captura del alma cariñosa y sufrida de la protagonista. Lo logra de manera serena, respetando los ritmos y las mentalidades de una época que pocos comprenden hoy.
Ya lo dice el refrán, "quien mucho abarca poco aprieta". Ese es el punto débil de este documental, que hubiera sido antológico de haberse concentrado sólo en algunos de los muchos aspectos que toca.
El asunto es intrigante y el personaje presenta una gran complejidad, pero todo se siente superficial y saturado. Aún no hemos visto la película que logre profundizar en estos aspectos.
La película se estira un poco en intrigas y asomos de melodrama, y el público puede perderse, pero el asunto siempre tiene vetas atractivas, y enseña bastante sobre mecanismos de venta, trampas de proveedores, (...) y otras situaciones de las que se saca buena moraleja.
Destacable el avance de la directora Daniela Goggi en relación a su lejana obra anterior, y muy destacable la composición de la China Suárez, que ha puesto alma y vida en su personaje, al punto de arriesgar la salud.
Un film en el que Dick Pope, habitual director de fotografía de Leigh, compone maravillas acordes a la figura retratada y a su época. Casi cada escena es un cuadro.
Nuestro cine le debía una película como ésta. Que en vez de ser puramente biográfica, evocativa, es, ante todo, una revelación de la presencia actual de Pichuco.
Versión cinematográfica, levemente rebautizada y ahora bien ampliada con episodios en el foyer, platea, camarines y bambalinas. Lástima que, promediando la representación, al libretista se le olvidan los juegos y todo se va envolviendo en una lusitana tristeza.
El resultado es una serie de charlas bastante amenas con el venerable, que se muestra pícaro, culto y desconfiado, un tantito autodestructivo, escéptico y a la vez optimista.
El muy buen documental de Juan Pablo Cadaveira abarca vida, familia, trayectoria, entrenamientos, tratamientos, y, particularmente, entretelones del negocio y tensa lucha por la reconquista del título del boxeador Sergio Martínez.