El argumento carece de coherencia, pero la premisa es tan absurda que, por sí misma, resulta cómica. Además, hay algunos gags y diálogos que consiguen provocar carcajadas.
Una pintura cariñosa y burlona de la propia decadencia e indecencia de una señora exquisita, sus seres queridos y su clase social. Bruni Tedeschi se congratula con solo mantenerse al nivel de su anterior “Un castillo en Italia”.
Así es el cine de Aki Kaurismaki, con un estilo de puesta y de actuación que deleita a sus seguidores y desconcierta al resto del mundo por los diálogos secos, la expresión mínima y el humor asordinado.
Anne-Gaelle Daval, en su primera película, se presenta como una observadora aguda. Define con claridad a los personajes y los conflictos que enfrentan, e incluye un par de consejos saludables, logrando así gratificar al público femenino sin recurrir a excesos.
Es melancólica, y al final brinda una linda ilusión a modo de consuelo, porque describe las sucesivas reencarnaciones de un animal hasta reencontrar a su amigo más querido.
Martin Provost, conocido por "Séraphine" y "Violette", ofrece en esta ocasión una obra que no alcanza el mismo nivel. La trama se extiende demasiado y pierde intensidad, aunque el tema tratado y las actuaciones de las protagonistas logran mantenerlo a flote.
Revela el lado sensible de la directora Denis, quienes sorprende al cambiar ligeramente el tono de la narrativa y lograr que sintamos empatía por su personaje.
Es una fábula de una relación familiar donde se evidencia la unión del hombre con su medio y su mandato, a la vez que una prarábola sobre la bondad, la comunidad y el sentido de pertenencia.
Con buen ojo para la observación y buena mano para la dirección, Ana Katz traza un retrato convincente de una madre primeriza que se siente abrumada por los consejos y las dudas que la rodean.
Un ramillete de la más rancia escuela inglesa de actuación sostiene buena parte de “El Exótico Hotel Marigold 2”, un film que disfrutarán más quienes no hayan visto la comedia original.
La idea es digna de Buñuel, pero, lamentablemente, Buñuel se fue y el autor de esta película está lejos de sucederlo. Muy lejos. Lo suyo es apenas una humorada sin mayor gracia.
Lástima que Horovitz no le haya dado tono de comedia. Pieza despaciosa, con charlas en interiores a media luz, tarda en despertar la intriga, y culmina con menos fuerza que la esperada.
Buena reflexión sobre la soledad humana, los sentimientos más delicados, la dependencia de la tecnología, la ilusión del amor virtual. Sensible retrato de un infeliz demasiado sensible.