El guión es sólido y mantiene al espectador atento, aumentando la expectativa. El uso del sonido en ciertas escenas es impresionante, y las actuaciones de los intérpretes son impecables.
Un elenco de primera, encabezado por Valeria Bruni Tedeschi anima “El capital humano”, muy buena adaptación del italiano Paolo Virzi de una novela de Stephen Amidon, que cambia su estructura y le da mejor intriga y suspenso.
Con un elenco talentoso y una sólida trayectoria, esta es su séptima película. Como es habitual, cautivará a sus fanáticos y, en cambio, generará descontento entre la mayoría del público.
Hay momentos singulares que marcan un punto de inflexión en la trama, logrando un impacto eficaz sin necesidad de forzar ideas o imponer mensajes claros.
Otros méritos se relacionan con la habilidad para insertar textos de calidad literaria en diálogos cotidianos e ir mejorando algo de película en película.
La película genera sentimientos encontrados. Además, su duración se siente equivalente a leer todo el libro, a pesar de omitir las partes más cautivadoras.
La trama se extiende y complica tanto que quien no preste atención podría confundirse antes del desenlace, que resulta impactante, aunque algo forzado.
Para algunos, es una carga pesada cubierta de dulzura. Para otros, es la narrativa más entrañable y conmovedora que han experimentado en días recientes.
La actuación de Clotilde Courau y la fotografía en blanco y negro que recuerda a los años 60 de Renato Berta son los puntos más destacados de esta película de Philippe Garrel, que resulta monótona a pesar de su corta duración de 73 minutos.
Comedia dramática que destaca por sus actores convincentes, personajes entrañables y una historia bien construida, todo en manos del talentoso Ken Loach.
No es la mejor película de su director, pero ha pegado fuerte, porque en los males de ese pueblo costero están representados los males de toda Rusia, y de algunos otros lados también.
Meier, a menudo comparado con los Dardenne, presenta un protagonista que carece del esfuerzo desesperado y la redención que suelen otorgar los hermanos belgas a sus personajes.
Los episodios de "Relatos iraníes" destacan por revelar un nivel de degradación social en Irán que rara vez se ve. Además, muestran la valentía de quienes luchan contra la censura y se atreven a denunciar estas realidades.