El film del portugués Miguel Gomes es curioso y ligero, capaz de hipnotizar a algunos espectadores que quedarán fascinados, aunque quizás no sea del agrado del público general.
El autor, Ulrich Seidl, tiene la tendencia de incomodar, actuando como un verdadero provocador. Sabe captar la atención de su audiencia a través de imágenes perturbadoras y reflexiones que resultan evidentes. En resumen, su estilo se mantiene inalterado, presentando todo sin ningún tipo de sutileza.
El resultado no seduce, pero enternece. Quizá porque la película, aunque deshilvanada como los pensamientos de su personaje, ya medio ido, nos muestra el balance agridulce de una pasión que se mantiene.
Un estupendo Christopher Plummer protagoniza “Recuerdos secretos”, un thriller de la tercera edad con pinceladas hitchcockianas y toques de humor negro.
La película promete el regreso de Yimou a su mejor nivel. La música de Qijang, lenta y conmovedora, se convierte en una figura clave en la narración. En conjunto, la obra emociona y invita a reflexionar sobre la historia de los años 60 y 70.
Una película que permite comprender varias cosas sobre el Alzheimer, pero, más que nada, los sentimientos de una persona que se ve cada vez más perdida e indefensa.
Precisa y bien estructurada, esta obra se adentra lentamente en el alma. Es la película más accesible de Petzold, la que más resuena con aquellos que experimentan sentimientos de amor e indecisión.
Agradable y rápidamente olvidable producción inglesa. Mantiene un tono algo apagado, incluso en las partes más risueñas y románticas. Afortunadamente, la trama resulta amable y llevadera.
Un melodrama canino que busca la emoción de 'Marley y yo'. No alcanza ese nivel, ni se aproxima a 'La razón de estar contigo', pionera de las historias sobre reencarnaciones de perros, pero seguramente agradará a quienes son amantes de estos animales.
Lo que no está del todo bien es la narración de la historia, que cada tanto pega algunos saltos, pero ese es un detalle menor frente a algunos diálogos bastante agudos de los personajes.
El prólogo de la película es encantador. El reencuentro entre los dos amigos también resulta muy emotivo. Aunque la trama se alarga un poco, afortunadamente concluye de manera satisfactoria, dejando un leve toque de emoción.
Los chascarrillos son acertados, y el ritmo pausado se complementa perfectamente con los acordes musicales de Gustavo Pomeranec, que son tanto incisivos como insidiosos. Aunque hay un par de saltos argumentales, no resultan molestos.
Una comedia entretenida, sustanciosa, levemente triste, sobre la amistad, los sueños y los bochornos, hecha con buen elenco, lindos cameos, sorpresas finales, y olorcito a Oscar.