'Carrie' es una crítica al periodo de la adolescencia femenina, una película con una paleta de rojos intensos. De Palma emplea lo grotesco como una herramienta para intensificar la narrativa.
La estilizada fotografía de Robert Surtees contribuye a clarificar el tema central. Esta película requiere esta estética porque su visión superficial de la vida en un pueblo roza lo televisivo.
Weir ha sucumbido ante la insipidez. El mundo rural se presenta como un lugar de fantasía al que la audiencia puede acceder; tiene su encanto, pero estarás preparado para irte en el momento en que Book se marcha.
Su temática - la vida amorosa de un comunista americano - puede ser atrevida, pero la realización es excesivamente tradicional. Es una película tristemente decepcionante, ya que no alcanza a ser realmente buena.
El caso en sí tenía tantos elementos dramáticos que la película no puede evitar mantener nuestra atención, pero es una obra muy burda, totalmente carente de sutileza.
No hay nada sorprendente en la interpretación de Redford. Su actuación está fotografiada de tal manera que parece un dios modesto y reservado, con una retroiluminación que lo hace lucir incandescente, incluso en los momentos de más inacción.
Resulta fatalmente superficial en emoción, atmósfera y suspense. Pero aunque el efecto general es decepcionante, momento a momento los detalles siempre son interesantes.
La química romántica entre Redford y Streisand convierte una película medio terrible en un entretenimiento de éxito, quizás incluso un entretenimiento memorable.
Nuestra experiencia al verla está relacionada con la manera en la que reaccionábamos al cine en la infancia: cómo nos gustaba y sentíamos que formaba parte de nosotros. El mejor montaje en una película americana desde hace tiempo.