Se distingue por las buenas interpretaciones de Nicholson y Quaid, y por unos diálogos vulgares notablemente bien orquestados. A menudo es muy divertida. Sin embargo, está programada para desgarrarte el corazón.
El poder de las armas de Eastwood lo establece como el protagonista de un mundo onírico y nihilista. La dirección de Ted Post resulta convencional, mientras que el guión, a cargo de John Milius y Michael Cimino, destaca por su simplicidad y efectividad.
La tercera parte de la serie, bajo la dirección de James Fargo, carece de la astucia necesaria para alcanzar el nivel de perversidad de las entregas anteriores; se siente simplemente ineficaz.
El guión carece de originalidad y resulta bastante monótono, creado por Albert Maltz y Malvin Wald. Sin embargo, la película logra captar la atención gracias a sus impactantes aspectos visuales.
A pesar de que la fotografía y la iluminación son más simples en comparación con lo que se espera de Hollywood, esta obra destaca por su provocativa ingenuidad técnica y un melodrama cautivador.
Una película que resulta fría y carente de emoción, ya que no representa a las jóvenes prostitutas como seres humanos. Carece de horror en su deshumanización, ofreciendo únicamente un sensacionalismo helado.
Una emocionante aventura llena de fantasía en la que el imbatible James Bond se enfrenta a un villano icónico y exagerado, Jaws. Sin duda, es la mejor película de Bond protagonizada por Roger Moore.