La película adapata una obra de teatro exitosa, pero deja de lado las sutilezas del texto original. Se siente que, al enfocarse demasiado en los primeros planos, ha descuidado la importancia de los planos generales.
Hay momentos para disfrutar, espacios para la crítica social y escapadas hacia un bosque onírico que proporcionan fuerzas y estrategias para lidiar con la realidad.
Con una imagen y un sonido exquisitos, y guiados por una niña protagonista de lo más antipática, el relato resultante es incómodo (en el mejor de los sentidos)
Un marco de innegable atractivo pero que desarrolla una trama decepcionante. Tampoco es que el reparto ayude mucho. Una estaca en el corazón del fan del vampirismo.
Un polvorín a punto de estallar, donde los idiomas se entrelazan de forma realista y contemporánea, gracias a la actuación precisa de un elenco seleccionado meticulosamente.
El adiós a la inocencia y la conciencia de nuestra mortalidad son sugeridos en lugar de mostrados. La historia se presenta de manera sugestiva, evitando ser críptica o compleja, brindando información valiosa y, al mismo tiempo, ocultando detalles precisos.
De la mezcla de la sabiduría interpretativa de Elejalde y Barnev solo podían saltar chispas de complicidad. Es ideal para los amantes de la comedia sutil y silenciosa, que se presenta de manera aparentemente amable.
¿La clave del éxito del film? Una absoluta identificación de los gallegos con el relato de Eduardo Blanco Amor; la perfecta compenetración entre los tres actores principales.
Mujeres reales que defienden sus derechos sin renunciar a su coquetería, a los shorts y a la danza; fotógrafas que se niegan a prostituir su arte. ¡Qué valentía!
Winterbottom presenta en su díptico viajero una oportunidad para conectar con un público más amplio, sin sacrificar el atractivo de la obra cinematográfica. Esta película está elaborada con una cuidada selección de ingredientes: humor y ritmo.
Al realizador le sale la cara más esteticista y su pasado videoclipero, pero lo sabe integrar en un relato que no fuerza el lloro ni se sale por los clásicos derroteros de los films con cantante de country decadente.
Independientemente de que el realizador y la asociación que está detrás del proyecto consigan convencernos o no, se tiene que admitir que el artefacto, a nivel de narración (...) funciona (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)
Es toda una declaración de principios de un creador independiente cuyas obras, por muy sencillas que parezcan, siempre equilibran la profundidad y la diversión, lo filosófico y lo lúdico.