Esta película muestra claras influencias del primer Jim Jarmusch. Se presenta como un relato onírico que destaca por las actuaciones sólidas de Jeremy Allen White y Gregg Turkington.
Hay algo inquietante y conmovedor en esta historia de amor maldita. A veces pone a prueba la paciencia del espectador, aunque solo un poco. No obstante, es una película que captura perfectamente la esencia de la era Covid.
El estilo libre y fluido de Cassavetes en la dirección, junto con la sutil intensidad que logra de sus actores, resulta cautivador, así como su forma de desarrollar la narrativa.
Un documental soviético poético y onírico que nos transporta a un mundo olvidado. Es un relato fascinante, una obra rica, extraña y llena de misterio que combina etnofantasía y un ensueño social-surrealista.
Keaton exhibe un atletismo extraordinario y desenfadado. Sus gags y escenas acrobáticas están perfectamente enmarcadas y presentadas con máxima claridad e impacto cómico, lo que encaja de manera perfecta en una ambiciosa historia de acción épica.
Algunos de los actores cumplen con su papel, pero la historia resulta confusa y poco satisfactoria. El desenlace es desastroso, y aunque es inusual mencionarlo, Dennis Quaid no logra impresionar en el papel principal.
La vida puede ser desesperadamente bochornosa en tu primer año de universidad, cuando pruebas identidades y personalidades nuevas. Esta película refleja ese agonizante malestar.