Esta película muestra claras influencias del primer Jim Jarmusch. Se presenta como un relato onírico que destaca por las actuaciones sólidas de Jeremy Allen White y Gregg Turkington.
La película no convence del todo como un thriller emocionante. Carece de originalidad, pero resulta entretenida y cumple su función de mantener el interés del espectador.
La famosa cara de Stallone parece más asimétrica que nunca. El desafortunado efecto que se logra es como si un ángel de la muerte tuviera a Rocky atrapado con un anzuelo, arrastrándolo hacia él.
Apenas hay química entre Bautista y Nanjiani. Los diálogos resultan bastante ordinarios, lo que limita el impacto de la historia y hace que las interacciones se sientan poco naturales.
Impresionante y con estilo, esta película logra captar la atención del espectador de manera efectiva. Su ejecución es notable y cada elemento está cuidadosamente diseñado, lo que contribuye a una experiencia visual cautivadora.
Una novela cinemática o ensayo de 70 minutos; una reflexión sobre el futuro de la humanidad y sobre lo que representa, o representará, ser 'post-humano'.
Impresionante en su indiferencia por el significado narrativo o la legibilidad ordinaria. No tiene que significar nada, y si eso suena insufrible, no lo es: es claramente inquietante y absorbente.
Andersson como director es simplemente asombroso. Ha logrado crear un ciclo de cine épico completamente singular que debe ser experimentado para ser realmente apreciado.