Es un entretenido film comercial genuinamente emocionante, bien documentado con una exhaustiva investigación, con unas sólidas estrellas de cine y una puesta en escena tan profesional como respetuosa.
La emoción es innegable. Aunque en 'Deepwater Horizon' no se comprende del todo lo que está sucediendo el 75% del tiempo, la película logra mantener un alto nivel de tensión.
Amos Gitai examina las causas y consecuencias del asesinato del primer ministro israelí en 1995. La película se caracteriza por su sobriedad, aunque su ritmo lento y su duración la hacen una experiencia exigente.
Este relato épico sobre una alma inquebrantable hace que incluso las luchas de Escarlata O'Hara parezcan insignificantes a su lado. La composición, el diseño de sonido y la historia se unen de una manera muy bella.
Jonathan Teplitzky adopta un enfoque anticuado y monótono para narrar esta emotiva historia de reconciliación. La presentación resulta demasiado sutil para captar la atención del público en general.
Con un material así, Samuel Fuller o David Lean hubieran hecho un film bélico épico. Sin embargo, en manos de John Dahl, 'El gran rescate' no logra hacer justicia a su título, presentando lo que se puede esperar de una película de este género, pero sin aportar nada adicional.
Para esta exclusiva, Neville intenta algo poco convencional al dividir el proyecto en dos largometrajes distintos que adoptan formas radicalmente diferentes.
Stephen Kijak mezcla escenas descontextualizadas de la carrera del actor con entrevistas reveladoras sobre su vida amorosa y su trágica muerte a causa del SIDA.
No es tanto un retrato definitivo, sino un punto de partida para nuevas investigaciones. Es una crítica a la falta de sinceridad y un recordatorio a los extranjeros ambiciosos para que no abandonen su cultura en su búsqueda del éxito.
Es una película erótica. Aunque presenta un enfoque más inteligente en ciertos aspectos en comparación con otras películas de explotación de monjas como 'Put Your Devil Into My Hell' o 'The Killer Nun', en otros aspectos resulta considerablemente más ingenua.
Comar parece dudar en la forma de narrar esta historia, combinando en su lugar una serie de viñetas poco conectadas. Estas escenas carecen de realismo y dramatismo, apenas logrando un toque poético.