Mulligan maneja los giros, sustos y revelaciones con una sutileza que crea profundidad y ambigüedad. Se necesita verla otra vez para apreciar las diversas habilidades que tiene.
Posiblemente la mejor de las 17 películas de Alan Parker, es un intenso y apasionado thriller que combina el melodrama con un realismo semi-documentalista con un efecto realmente poderoso.
Richard Dormer es inmensamente simpático como Hooley, y Karl Johnson aporta una adusta convicción a su padre, un anciano comunista desilusionado que encuentra la victoria espiritual en la derrota electoral.
Una película superficial y tan bidimensional como su protagonista, aunque no obstante Christian Bale da la vida a un Bateman de forma convincentemente estadounidense, cómica y ligeramente perturbadora.
Una película amateur que trata sobre una historia ficticia creada por dos amateurs británicos. Carece de ingenio y resulta poco convincente y poco interesante.
La película es un fracaso, pero el atractivo diseño de producción de Martin Childs y el elegante vestuario de Anthony Powell se elevan por encima de su decepcionante contexto.
La película presenta buenas escenas de acción y plantea un interesante debate sobre la desigualdad en la distribución de medicamentos. Sin embargo, rápidamente se desliza hacia un drama inverosímil y excesivamente sentimental.
La cinta de Wallace no pretende ser una crítica a toro pasado. Se trata simplemente de soldados que cumplen su deber. Las batallas están plasmadas de manera implacable.