Peirce logra captar la esencia de lo vacío y desesperado de la situación, sin subestimar su impacto. La actuación de Hilary Swank es, sin duda, digna de un Oscar.
Una película revolucionaria en forma, en objetivo político y en tema. Su virtuosa técnica se mantiene deslumbrante y está al servicio de un fervor revolucionario que todavía podemos experimentar.
Ayrton Senna fue uno de los mejores pilotos de su generación. Este documental visceral y estimulante le hace justicia. Su final trágico es profundamente conmovedor.
Una película seria y honorable que establece una interesante comparación con la película reciente sobre Freud de David Cronenberg, 'A Dangerous Method'.
Farrell y Gaynor tienen una gran química en pantalla, ofreciendo experiencias memorables que resonarán profundamente en los espectadores que sepan conectar con sus emociones.
El director y el público se convierten en voyeurs, imponiendo nuestros relatos sobre lo que observamos en la pantalla, al igual que cuando organizamos el mundo que nos rodea.