El filme reflexiona sobre cómo la representación y el engaño alteran las conductas y las dinámicas entre las personas. Lo presenta de una manera sutil, logrando dejar una impresión profunda.
Planificada de manera impecable y con una escritura sólida, la obra presenta un discurso impactante y fluido. Cada secuencia está bien equilibrada, además de contar con actuaciones sobresalientes.
Como drama intenso, tiene un enfoque muy francés que puede parecer un tanto exagerado. Desplechin navega en esa línea tan delicada entre lo sublime y lo ridículo.
A pesar de incluir momentos musicales, la película se centra en la figura del padre en lugar de en el rapero. Aunque tiene una base documental, emplea técnicas de ficción para narrar una historia clara y cotidiana.
Es un drama sobre relaciones con elementos de suspense. Aunque no se decide completamente por una de las dos vertientes, si se acepta algunas ideas argumentales un tanto inusuales, se puede disfrutar sin inconvenientes.
Una película encantadora y mágica, realizada con técnicas de transparencias reminiscentes del cine clásico, pero con la esencia del cine contemporáneo.