La segunda temporada destaca por la locura de sus poderes y la rareza de los eventos que de ellos surgen, lo que a su vez revela una profundidad emocional inesperada.
Un 'dating show' que celebra el autismo sigue de cerca la vida de personas con esta condición, mostrando su realidad con calidez, perspicacia y alegría.
Los protagonistas carecen de profundidad, la historia presenta muchas inconsistencia y resulta poco creíble. Sin embargo, esta comedia romántica tiene un atractivo peculiar que la hace difícil de resistir.
Es una serie de ritmo pausado, pero intrigante. Los episodios iniciales hacen pensar que vale la pena seguir viendo, ya que esta ambiciosa propuesta de terror tiene el potencial de encontrar su lugar.
Sus referencias culturales resultan tan anticuadas que me hizo cuestionar si esto era intencional. En los episodios iniciales, los chistes son tan evidentes que se vuelven predecibles.